Actos puros de amor, deseo que se Me hagan en cada hora y en cada instante. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Mios, aquellos que Me
amáis de verdad, aquellos que sufrís por MÍ y por todo lo que hay en Mi
Iglesia, os pido que Me hagáis a menudo, casi constantemente, actos de
amor, porque ellos hijos Míos, no os impedirán cumplir con vuestras
obligaciones, ni distraeros de las mismas, y así, como hay blasfemias
constantemente que llegan a Mis oídos y que son el dolor perenne de Mi
Madre, hacedme vosotros en reparación y para Mi consuelo actos
verdaderos de amor salidos del corazón, sin que los digáis ni por
rutina, ni automáticamente. Yo, Jesus, os hablo.
¡Qué consuelo tan grande es para
alguien ver que es amado de verdad y reconocido! Yo deseo que Mis
elegidos, Mis verdaderos discípulos, Mis almas pequeñas que tanto Me
aman, Me hagan esos actos de amor, porque ellos Me consuelan mucho de
tantas ingratitudes y de tantas obscenidades y blasfemias que hay en el
mundo. Allá donde haya una blasfemia que Me llegue un gran acto de amor
vuestro. Unid vuestro amor al de Mi Madre, y así, todo será aun más
efectivo y de mayor consuelo para Mí.
También en Mi vida terrenal Mi
Madre oía blasfemias de Sus contemporáneos y se le partía el Corazón, y a
la vez que resarcía a Dios Altísimo de las mismas, pedía perdón y
misericordia por aquellos que blasfemaban, Ella reparaba constantemente a
Dios Altísimo y lo mismo Mi padre José, por todas las cosas que oían
que tanto les hacían sufrir. Yo, Jesús, os hablo.
Ahora, almas de Mi Divino Corazón, os pido que seáis vosotros quienes hagáis la misma labor que hacía Mi Madre, reparar, consolarme y pedir perdón
por los que blasfeman de una forma u otra, no siempre la blasfemia es
con palabras, y así, Mi Corazón herido por tanto ultraje e ignominia, se
sentirá algo consolado por vosotros almas pequeñas, fieles a Mí en
todos los momentos de vuestras vidas. Yo, Jesús, os hablo y os lo pido.
Mi paz a todos vosotros que Me amáis y procuráis darme consuelo de tanta
infamia.