El barro y el Alfarero

                Alfarero


Dios tiene, para cada uno de nosotros, un plan perfecto de amor, dice Benedicto XVI, pero para poder llevar a cabo una tan alta misión, es necesario ponernos en sus manos.

En Inglaterra, existía una pareja a la que le gustaba visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres.
Una de sus tiendas favoritas vendía vajillas antiguas. En una de sus visitas vieron una hermosa tacita. "¿Me permite ver esa taza?" preguntó la Señora, "¡nunca he visto nada tan precioso!"

En cuanto la tuvo en sus manos, la tacita comenzó a hablar: "¡Usted no lo entiende! ¡yo no siempre he sido esta taza que usted está sosteniendo!. Hace mucho tiempo yo sólo era un montón de barro amorfo.

Mi creador me tomó entre sus manos y me golpeó y me amoldó cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperé y le grité: "¡Por favor, déjame en paz!" Pero mi amo sólo me sonrió y me dijo: "Resiste un poco más, todavía no es tiempo."

Después me puso en un horno. ¡Yo nunca había sentido tanto calor! ¡Me pregunté por qué mi amo querría quemarme, así que toqué la puerta del horno. A través de la ventana del horno pude leer los labios de mi amo que me decían: "Resiste un poco más, todavía no es tiempo."

Finalmente se abrió la puerta,  él me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara. "¡Así está mucho mejor!" me dije a mí misma, pero apenas y me había refrescado cuando mi creador ya me estaba cepillando y pintándome. ¡El olor de la pintura era horrible! ¡sentía que me ahogaba! "¡Por favor detente!" le gritaba yo a mi amo; pero él sólo movía la cabeza haciendo un gesto negativo y decía: "Resiste un poco más, todavía no es tiempo."

Al fin mi amo dejó de pintarme; ¡pero esta vez me tomó y me metió nuevamente en otro horno! No era un horno como el primero; ¡sino que era mucho más caliente! ¡Ahora sí que estaba segura que me sofocaría! ¡le rogué y le imploré que me sacara! grité, lloré; pero mi creador sólo me miraba diciendo: "Resiste un poco más, todavía no es tiempo."

En ese momento me di cuenta que no había esperanza, ¡nunca lograría sobrevivir a ese horno!. Justo cuando estaba a punto de darme por vencida se abrió la puerta y mi amo me tomó cariñosamente y me puso en una repisa que era aún más alta que la primera, allí me dejó un momento para que me refrescara.


                
.
Después de una hora de haber salido del segundo horno, él me dio un espejo y me dijo: "¡Mírate! ¡ésta eres tú!". ¡Yo no podía creerlo! ¡Ésa no podía ser yo! ¡lo que veía era hermoso!. Mi amo nuevamente me dijo: "Yo sé que te dolió ser golpeada y amoldada por mis manos; pero si te hubiera dejado como estabas, te hubieras secado. Sé que te causó mucho calor y dolor estar en el primer horno, pero de no haberte puesto allí, seguramente te hubieras agrietado.

También sé que los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero de no haberte pintado tu vida no tendría color. Y si yo no te hubiera puesto en ese segundo horno, no hubieras sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido la suficiente para que subsistieras. ¡Ahora tú eres un producto terminado! ¡Eres lo que yo tenía en mente cuando te comencé a formar!"

Moraleja: Dios nunca te va a tentar por encime de tus fuerzas ni te va a obligar a que vivas algo que no puedas soportar. Dios sabe lo que está haciendo con cada uno de nosotros. Él es el artesano y nosotros somos el barro con el cual Él trabaja. Él nos amolda y nos da forma para que lleguemos a ser una pieza perfecta y podamos cumplir con su voluntad...y de este modo alcancemos el Cielo.