Quien no se instruye en la fe, peca de omisión

                    


El Espíritu Divino da el don de consejo y el don de sabiduría a quienes se lo pidan, pero sobre todo a quienes lo necesiten para el bien de las almas. Pocos sacerdotes Me piden este don, pero Yo lo otorgo en cantidad de ocasiones a quienes viven en las debidas disposiciones aunque no Me lo pidan. Yo, Jesús, os hablo.

En la vida espiritual debéis estar bien preparados en todos los aspectos, no os conforméis con saber lo mínimo, sino que debéis instruiros con charlas y cursillos adecuados y saber cómo debéis responder a preguntas que os puedan hacer embarazosas.

Sí hijos sí, debéis ser auténticos soldados espirituales, armados de toda clase de armas para el bien de quienes se os acerquen, y para que la cortedad o la ignorancia no os hagan callar las verdades de la fe católica a la que pertenecéis. Hay mucha confusión por ahí, mucho error y engaño y, hasta hay sacerdotes que están equivocados e instruyen indebidamente, por tanto hijos, os lo digo una vez más, tenéis que tener sabios libros de la doctrina católica y libros de meditación o lectura espiritual también de santos autores. Yo, Jesús, os hablo.

No todo el mundo esta preparado para catequizar a las almas, aunque sí para defender la fe católica aunque sea con pobres recursos y puerilmente, porque es peor callar que hablar pobremente, pero es vuestra obligación instruiros, consultar las cosas que no sepáis, leer encíclicas, documentos de la Iglesia, hoy que tenéis tanto medios a vuestro alcance como Internet, por tanto hijos, quien no esta instruido en su fe católica,  es culpable de ello, y eso también es materia de confesión, y si leéis cosas que no os encajan con lo que siempre os han enseñado, consultadlas, aseguraos bien de la respuesta verdadera, no creáis las cosas porque las diga tal o cual persona, sino que debéis estar muy acertados en los puntos de la doctrina de la fe católica. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos, la oración es luz para el alma y debéis hacerla a menudo, allí es Dios mismo quién os instruye porque Mi  Santo Espíritu os ilumina y os hace entender lo que está bien o mal, hablo de la oración en condiciones, sin ruidos o agitaciones, sosegada, sin dejar entrar otra preocupación que el querer hacer una oración idónea en esos momentos, una oración que os sirva a vosotros y Me sirva a Mí.

Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.