Daniel Darling tiene tres niñas, es un pastor evangélico en Chicago y autor de diversos
libros sobre cuestiones familiares en la línea de películas como A prueba de
fuego o libros como El desafío del amor o Padres fuertes, hijas felices, dice: "Me gusta tener hijas. Hay algo en tener una niña
que suaviza al hombre y añade a su alma una cierta ternura". Y es "en
ese espíritu" con el cual señala "cinco cosas que toda
hija necesita escuchar de su padre" para darle un modelo femenino saludable, para preservar su autoestima, su virginidad y para aprender a salir de sus errores perdonando a los demás .
1. Eres guapa y te quiero. "Esto es algo que deberías
decirle a tu hija al menos una vez al día y probablemente más. No soy
psicólogo, pero las niñas que saben que sus padres les quieren crecen con mayor
confianza y evitar buscar el amor en el lugar equivocado. Oír que son hermosas
es un balón de oxígeno para el alma de tu hija. Hazlo a menudo de formas
distintas y creativas".
2. Tu madre es guapa y la quiero. "El mejor regalo que
le puedes hacer a tu hija es mostrarle cómo debe un hombre tratar a una mujer.
Que vea en ti un modelo, aunque sea imperfecto, del amor que Dios hace nacer
entre un hombre y una mujer. Dile a tu mujer todos los días que es hermosa, que
la quieres y que te alegras de haberte casado con ella. Dile que te comprometes
con ella para toda la vida. Y dile estas cosas de vez en cuando delante de tus
hijos".
3. Perteneces a Dios y has sido creada para Su gloria . "A menudo las niñas sienten inseguridad sobre muchas
cuestiones: su peso, su apariencia, sus amigos... En ocasiones pueden sentirse
poco importantes o poco apreciadas, incluso en un hogar donde reina el amor.
Por eso tú, como padre, tienes que recordarle a menudo que son criaturas especiales
formadas amorosamente por el Creador a Su imagen y semejanza". Darling
invita a que tengan siempre en cuenta al salmista ("Te doy gracias por tan
grandes maravillas: prodigio soy, prodigio son tus obras", Sal 139, 14)
para que esa idea "esté interiorizada por tus hijas cuando lleguen los
momentos de duda".
4. Eres perdonada. "Tu hija desordenará su vida,
pecará, te disgustará... Y si no sitúas la buena nueva del Evangelio como
centro de tu familia, puede crecer pensando sin saber qué hacer con sus pecados.
Instrúyela en la práctica del arrepentimiento y el perdón: el arrepentimiento
de sus pecados y el perdón de los ajenos. Que sepa que Jesús siempre está
dispuesto a ofrecer su gracia y debe estar dispuesta a recibirla y a aplicarla
a quienes le hagan mal a ella".
5. Vales mucho. "No dejes que tu hija consuma el veneno
de la cultura que mide el valor de una mujer por su independencia o su
habilidad para deshacerse libremente de su pureza. Que ni por un momento se
trague la mentira de que la libertad sexual es algo distinto a una esclavitud
de la peor especie, el instrumento del enemigo para arrebatarle la creatividad,
la belleza y la finalidad para la que fue creada. Enséñale qué buscar en un
hombre (una pista: no lo que se ve en la tele). Asegúrate de que es consciente
de la hermosura de la imagen pintada por el Creador. Su autoestima y el sentido
de su propio valor están ligados a su llamada especial a ser hija de
Dios".
16 febrero 2013
C.L. / ReL