*No confesar un pecado mortal por vergüenza

Concepto Herético de la Misericordia de Dios
 
Un sacerdote en una conferencia carismática dijo a una multitud de unas 3 mil personas y unos 100 sacerdotes que: "Dios es amor, Dios es misericordia y verán su infinita Misericordia en el fin del mundo, cuando Jesús liberará a todas las almas del Infierno, aún a los demonios". Este sacerdote sigue predicando y su Obispo no suspende sus facultades por enseñar tal herejía. 

"Vayan al fuego eterno", dijo Jesús. Fuego eterno, no fuego temporal. Con mi limitada inteligencia humana me atrevo a hacer una pequeña reflexión filosófica: "Dios es amor. Dios es Nuestro Padre. ¿Cómo puede un padre, ¡por amor de Dios!, tomar al pequeño Pedro y arrojarlo a un horno ardiente? Es imposible. Es un insulto a Dios, que Es amor". 

¿Cuántas veces han escuchado esto? La verdad, sin embargo, es que el Infierno existe. El Infierno es eterno, y todos iremos al Infierno si morimos en estado de pecado mortal. Yo puedo ir al Infierno. Ustedes pueden ir al Infierno. Si algunos de nosotros morimos en pecado mortal, estaremos en el Infierno por toda la eternidad, ardiendo, llorando y gritando sin consuelo. No por un millón de años, sino por billones y billones y billones de años y más allá, por toda la eternidad.
En nuestra vida mortal, ¿quién no ha cometido un pecado mortal? Un solo pecado mortal no confesado con arrepentimiento, antes de morir, es suficiente para que Jesús nos arroje al Infierno. 

Uno de los grandes Padres de la Iglesia, Patrón de todos los predicadores católicos, San Juan Crisóstomo dijo: "Pocos Obispos se salvan y muchos sacerdotes se condenan". 

Cuando venía de Lisboa a Fátima por autobús, tuve la ocasión de predicar a los laicos, sacerdotes y obispos presentes en el autobús. Les imploré: "Por favor, cuando lleguen a Fátima, por qué no se animan a hacer una buena confesión general de vida. Quizás hace diez años, quizás hace cincuenta, no han tenido el valor de confesar ese pecado grave por vergüenza. Por favor, hagan una confesión santa y completa en Fátima antes de su regreso. 

Hay muchos sacerdotes en Fátima que nunca más volverán a ver hasta que lleguen al Cielo". Yo predico a los Obispos como lo hago con toda persona, porque los Obispos también tienen un alma que salvar. Y si los Obispos son realmente humildes, aceptarán la verdad aún si proviene de un simple y ordinario sacerdote. No nos vayamos de Fátima sin hacer una Santa Confesión General.

Padre Marcel Nault