*Os di lo mejor que podía daros

Habla Dios Padre

Al Yo enviar a Mi Hijo, les di lo mejor que Yo podía darles, les di el Cielo en la Tierra, les di Mi propia Vida.

 
Hijitos Míos, Yo como Padre amoroso de todos Mis hijos, Yo no permito que todo se dé, como creéis, casualmente en vuestra vida, todo va guiado de acuerdo a Mi Voluntad, pero respetando vuestro libre albedrío. 

 
Un padre, una madre en la Tierra, también enseñan a sus hijos y tratan de enseñar lo mejor para que ése hijo, ésa hija puedan ser gente de bien en el mundo. Tratan de dar lo mejor, mejorando en sus errores, mejorando en todo aquello en lo cual ellos fallaron, para que sus hijos suban un peldaño más en su vida, tanto espiritual, como en el trabajo, como en su vida de relación con sus hermanos. 

Aquellos que Me llevan dentro de su corazón, siempre buscarán, tanto su propia mejora, como la mejora de sus hijos y de todos aquellos que les rodean. 

Al Yo enviar a Mi Hijo, les di lo mejor que Yo podía darles, les di el Cielo en la Tierra, les di Mi propia Vida, en la Vida de Mi Hijo, les di Mi Amor por completo. 

Él vino a traer el Amor, la paz, la concordia a todos los hombres, pero el hombre, en su libre albedrío, aparta de su persona, de su crecimiento espiritual, todo aquello que sienta que no le va a dar libertad, cayendo en un libertinaje realmente pecaminoso. El hombre ha despreciado a Mi Hijo, a Su Persona entre vosotros, pero también hay almas que aprovecharon Mis Bondades a través de Mi Hijo y en ésas almas son en las que Yo Me apoyo.

Os pido que seáis ése apoyo espiritual, ése apoyo de vida, ése apoyo Divino en quienes Yo Me pueda manifestar para ir mejorando al mundo. Que seáis Mis hijos, Mis hijos verdaderos, Mis cristos en la Tierra, en los cuales Yo pueda confiar, en los cuales Yo Me pueda dar, con los cuales Yo pueda transmitir Mis Verdades y Mi Amor.

Poco comprendéis todavía, como os he dicho, lo que es verdaderamente Mi Amor y Mi Presencia en las almas, porque no Me dejáis entrar en pleno en vuestro corazón, en todo vuestro ser. 

Cuando vosotros os deis cuenta del regalo que es Mi Hijo, entonces Me daréis gracias de rodillas o postrados totalmente ante Mí, porque fue un regalo Divino, un regalo inconmensurable para la vida de los hombres.

Tratad de comprender todo esto pidiendo la Luz del Espíritu, porque es un misterio, del cual el hombre es muy pequeño para entender en totalidad, si no es con la ayuda del Espíritu Santo.

Tratad de entender el cuidado que tengo para cada uno de vosotros. Tratad de entender, Mis pequeños, ésta Luz que fue enviada para disipar las tinieblas en las cuales vivía el hombre. Tratad de entender, cuánto os amo y cuánto también he tenido que sufrir por ver al hombre despreciar a Mi Hijo y hasta asesinarlo en una Cruz por no querer aceptar Mi Amor y Mis regalos para con todos vosotros. 

Tratad de entender el Misterio que empezó con el “Fiat” de Mi Hija, la Siempre Virgen María quien, aceptando Mi voluntad, se dio en totalidad al Amor. Tratad de entender a ésa Familia de Nazaret, que protegió al Amor de los Amores, una vida santísima, una vida purísima, una vida de ejemplo, una vida en la cual realmente se llenaban con las riquezas espirituales y no buscaban las materiales, sino para poder tener lo necesario para poder proteger su cuerpo, sus bienes, pero sobretodo el Bien mayor, a Mi Hijo.

Tratad de entender, ésa Vida Divina de Mi Hijo sobre la Tierra, Sus pasos, Sus Palabras, Sus pensamientos, Su donación total por cada uno de vosotros. Tratad de entender al Cielo entero, postrados ante Mi Presencia orando por todos vosotros.

Entrad en vuestro corazón, Mis pequeños y pedidle nuevamente a vuestro Dios Espíritu Santo que os ayude a entender tanto Amor, tanto Misterio de Amor, tanta vida de Amor que se ha dado por todos vosotros y se sigue dando, pero que vosotros, no permitís que entre a vuestro corazón.

Agradeced, aunque no entendáis, agradeced de antemano lo que Yo os daré, agradeced por tantas bendiciones que recibís todos los días. Hay tanto, tanto que Yo hago por vosotros y vosotros, ni os dais cuenta de cómo os consiento.

Aquél que entiende o trata al menos de entender y agradece y da de lo que tiene, recibe más, Mis pequeños. No os aisléis, no mantengáis una vida apartada de lo que es Mi Presencia en vosotros, dad de lo que habéis recibido, dad, hasta que os quedéis prácticamente sin nada, porque así podré Yo entrar perfectamente en vosotros y llenaros nuevamente y aún más de lo que teníais antes.

TenedMe confianza, abrid vuestro corazón en totalidad para que Yo Me derrame en vosotros y es cuando sentiréis, sabréis y agradeceréis lo que es un Padre amorosísimo para con Sus hijos.

Gracias, Mis pequeños. 

Dios Padre a Javier Viesca, 2006