*Imelda y el regalo de Jesús

Bolonia

Esto ocurrió en 1333, en la ciudad italiana de Bolonia, porque una niña de once años tenía un amor muy grande a Jesús en la Eucaristía.

La esposa del Conde Eagno Lambertini sufría por su esterilidad. Pidió insistentemente a la Virgen, con el rezo del Rosario, poder tener hijos.

En 1322 tuvo una hija, Imelda, que fue una niña muy piadosa.
A los nueve años pensó que tenía vocación consagrada.

Sin atender a las múltiples razones de familiares, entró decidida en el Monasterio de las Dominicas de Val-di-Pietra.

Desde pequeña amaba muchísimo a la Eucaristía. No entendía cómo la gente no moría de amor al recibir la Comunión. 

Su mayor deseo era comulgar, pero no tenía todavía doce años, que era la edad requerida entonces para hacer la Primera Comunión.

El  Señor le quiso hacer un regalo: En la Fiesta de la Ascensión, el 12 de mayo de 1333, al acabar la Misa, Imelda se quedó orando, desconsolada por no haber podido comulgar. En un momento dado, el coro se iluminó y se llenó de un perfume suavísimo que, esparciéndose por el convento, atrajo otra vez a la Comunidad. Vieron aparecer frente a Imelda una Hostia suspendida en el aire. 

Comprendieron que el Señor quería darse en Comunión a la niña. Llamaron a un sacerdote y se la administró. Ésta juntó las manos, cerró los ojos y se concentró en oración. 
Como ésta se prolongaba mucho, las monjas se acercaron y comprobaron que la niña, que seguía arrodillada ante el altar, había muerto en éxtasis.

Murió de amor al recibir su Primera Comunión. 

Comenzó una gran devoción a Imelda. Su cuerpo incorrupto descansa en la iglesia de San Segismundo, cerca de la Universidad de Bolonia. El Papa S. Pío X la nombró Protectora de los que hacen la Primera Comunión.