*Jesús: todo lo bueno que oís os resbala

27 de abril de 2013



Hijos Míos, muchos de vosotros habéis retirado de vuestro hogares las santas imágenes de Mi Madre queridísima, de la Santa Cruz y de vuestros santos patronos, y lo mismo que los habéis desechado de vuestro hogares, así los habéis desechado de vuestra almas, viviendo una vida embrutecida por el placer, por el afán de poseer cada vez más y olvidándoos de hacer el bien en cualquier circunstancia. Yo, Jesús, os hablo.

Pero según se vive así se recoge, y el que vive en disipación y en pecado sus frutos serán malos, porque no se recogen uvas de los espinos (Mt 7,16) Yo, Jesús, os hablo.

Esforzaos por entrar por la puerta estrecha de la vida (Mt 7,13), es decir, esforzaos por amar la pobreza y la carestía, esforzaos por vivir en disciplina y austeridad, pero no, vosotros no vivís el Evangelio y estáis cada vez más embrutecidos por el pecado que anida en vuestras almas en dimensiones atroces, porque tenéis toda clase de pecados. Yo, Jesús, os hablo.

Educáis de la misma forma a vuestros hijos que antes de que tengan uso de razón ya son egoístas  y no comparten, se diría que sois hijos de los demonios por la vida que algunos tenéis, y no sabéis que si hasta vuestros cabellos están contados (Mt 10,30), vuestros minutos y segundos también lo están y, que tendréis un día que morir dejando esta vida y todo vuestro afán de placer y de felicidad engañosa. Yo, Jesús, os hablo.

No dais culto a Dios, no practicáis ningún sacramento, no vivís la moral cristiana, os influye tanto el mal de esta sociedad que todo lo bueno que oís os resbala. Hijos, tratad de reflexionar y de decidir que tenéis que cambiar de vida, porque cuando lleguéis al final, podéis perder el alma eternamente, y porque quien vive en el bien  recoge frutos de bien y aun hasta el sufrimiento o prueba que tenga le sirven para santificarse. Yo, Jesús, os hablo y os advierto.

Enmendaos hijos, enmendaos, si volviera a venir a este mundo mi mensaje seria el mismo que os digo por medio de Mis almas pequeñas, Mis instrumentos, así que hijos, ¡enmendaos, enmendaos! volved el rostro a Dios Altísimo y tratad de vivir en una moral santa que no os contamine ni a vosotros ni a los de vuestro entorno. 
 
Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo.