Santa Teresa de Ávila
Procuremos
siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y
tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por
mejores que nosotros... (Santa Teresa de Jesús).
Quien no es tentado no es probado, y quien no pasa por la prueba, no adelanta. (San Agustín).
Quien no es tentado no es probado, y quien no pasa por la prueba, no adelanta. (San Agustín).
La
oración es la mejor arma que tenemos: es la llave que abre el corazón
de Dios. Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios, sino con tu
corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle sólo con el
corazón. (Padre Pío).
Todos
los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella
perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en
la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria
para perseverar. (Cura de Ars).
Deja la tristeza para aquellos que están en el mundo, los que trabajamos para Dios debemos estar alegres. (San Leonardo).
Dios ama a cada uno de nosotros, como si sólo hubiera uno de nosotros. (San Agustín).
La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos. (San Francisco de Asís).
Meditad
bien vuestra respuesta y elegid con toda libertad: Si confesáis los
milagros de Jesucristo y de los apóstoles, al hacerlo así confesáis que
la religión cristiana es obra de Dios, pues sólo Dios puede obrar
milagros verdaderos, y no puede hacerlos sino a favor de una religión
verdadera y divina. Si negáis estos milagros, atestiguáis mejor aún la
divinidad de la religión cristiana. Porque si una religión, enemiga de
todas las pasiones, incomprensible en sus dogmas, severa en su moral, se
ha establecido sin el auxilio de los milagros, este mismo hecho es el
mayor y más inaudito de los milagros. Dadle todas las vueltas que
queráis: este dilema es un círculo de hierro del que no podéis salir.
(San Agustín).
La simulación de la humildad es la más grande soberbia. (San Agustín).
Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado. (San Francisco de Asís ).
Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado. (San Francisco de Asís ).
Si alguien vive fuera de la Iglesia, no es del número de sus hijos; y no queriendo tener a la Iglesia por Madre, no tendrá a Dios por Padre. (San Agustin).
Errar es humano; perservar en los errores es diabólico. (San Agustín).
El
verdadero amor crece con las dificultades; el falso, se apaga. Por
experiencia sabemos que, cuando soportamos pruebas difíciles por alguien
a quien queremos, no se derrumba el amor, sino que crece. Aguas
torrenciales (esto es, abundantes tribulaciones) no pudieron apagar el
amor (Cant 8, 7). Y así los santos, que soportan por Dios
contrariedades, se afianzan en su amor con ello; es como un artista, que
se encariña más con la obra que más sudores le cuesta (Santo Tomás de
Aquino).
Trabaja en algo para que el diablo te encuentre siempre ocupado. (San Jerónimo).
Quien busca a Jesús por María, asegura la paz y la serenidad de su alma. (San Benito abad).
No
busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender.
Pues creo esto, porque si no creyere, no entendería. (San Anselmo de
Canterbury)
La
ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la
salvación de las almas más que la del cuerpo. (San Francisco de Asís).
No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. (Beato Tomás de Kempis).