*Sabrán que vosotros los salvasteis


Hijitos Míos, ciertamente, todos vosotros sois muy pequeños y podríais decirMe que vuestra oración es tan pequeña, que no alcanzaría a salvar a un alma, pero eso es cuando entra soberbia en vosotros, Mis pequeños. El que es humilde, diría: “me uno, Mi Señor a Tu Oración”, para que juntos podamos salvar almas y, así, vuestra oración se hace inmensa, porque Yo estuve entre vosotros, Yo os enseñé a orar, os enseñé a confiar en Mí, os enseñé a vivir en Mí. Vuestros actos ya no deben ser vuestros actos, sino Nuestros actos, vuestra vida debe ser Nuestra vida.
 
Empezaréis a ver más acontecimientos de la purificación y cada vez más difíciles, más funestos y vosotros deberéis actuar en el “Nosotros”. Vosotros estaréis orando Conmigo, estaréis actuando Conmigo, estaréis salvando Conmigo a las almas y aún a vuestra propia alma. Vosotros ya no deberéis caminar solos, caminaréis Conmigo y vuestros deseos serán los Nuestros, serán para que salvemos a infinidad de almas. 

No os imagináis, Mis pequeños, cuántas almas están por condenarse si vosotros no oráis por ellas. Vosotros, como os he dicho, no estáis aquí para juzgar. Ni aunque conocierais el actuar de alguno de vuestros hermanos, no conocéis su interior y menos conocéis el momento en el que pueda entrar en el arrepentimiento. 

Imaginad que estáis vosotros en un barco y estáis salvando a las personas de un naufragio, vosotros debéis salvar a todas, no podéis escoger a aquél porque era rico o al otro porque trabajaba muy bien en el barco. A ése otro, lo dejaréis porque ése era un polizón y también a ése otro, porque se portaba mal y era grosero. No, Mis pequeños, vosotros no sois jueces, vosotros debéis actuar con el corazón en vuestra mano, porque todo lo que hagáis de bien por vuestros hermanos, lo tendréis de regreso para vosotros.

Nuevamente os recuerdo, seréis juzgados en el Amor, ¿cuánto estáis haciendo para llevar amor a vuestros hermanos que tanto lo necesitan? ¿Cuántos salvaréis de aquellos que se podrían haber condenado? Éstas almas, conocerán, ya después de su muerte, quién fue el que las salvó y vosotros gozaréis eternamente por lo que hicisteis por vuestros hermanos, porque vuestros hermanos Me agradecerán a Mí y pedirán que os llene de Bendiciones y esto vosotros no os lo podéis imaginar porque es una vida de Cielo y lo que se pide en el Cielo, es inmenso, porque es a nivel espiritual. Vosotros ahora estáis “encarcelados” en un cuerpo y vuestras capacidades espirituales no se pueden manifestar en totalidad, vuestras capacidades espirituales están detenidas por vuestro cuerpo, siendo inmensas cuando salís de él.

Pedidle a Mi Santo Espíritu, que os haga entender esto, Mis pequeños, que entréis en ésa vida espiritual, para que podáis entender y comprender mejor lo que os quiero explicar, para que vosotros hagáis inmensidades con vuestros hermanos. La vida de un alma vale muchísimo, es parte de Mí, salvadla, os lo ruego, salvadlas, pedidMe lo que necesitéis, Mis pequeños, Yo os puedo dar lo que necesitéis, lo que os falte, para que crezcáis espiritualmente a niveles altísimos y podáis ayudar a vuestros hermanos. Mientras más os deis por los demás, más santos seréis ante Mis Ojos y Yo necesito la santificación de las almas, os necesito santos, porque viviréis en un Santo lugar, que es el Reino de los Cielos.

Gracias, Mis pequeños. 



Al final del Rosario Dios Padre se complace en el grupo de oración y nos dice:
Hijitos Míos, por eso os he dicho que el resto fiel es pequeño, porque son pocos los que están Conmigo, vosotros escogisteis la mejor parte y Yo estoy con vosotros, ¿cuántos hermanos vuestros alrededor del mundo, Me buscan o se reúnen porque quieran vivir Mis Palabras, Mis enseñanzas y Mi Amor? Son tan pocos con los que cuento y Me agrada que vosotros estéis orando y buscándoMe continuamente, por eso repito: El resto fiel es pequeño, porque a pesar de que Yo Me di por todos, muy pocos respondieron.
Gracias, Mis pequeños. 

Dios Padre a Javier Viesca 2013