*"El médico eutanasiador que no quería ser eutanasiado".

En el libro “Seducidos por la muerte”, del norteamericano Herbert Hendin, se incluyen casos insólitos relacionados con la eutanasia. Uno de ellos "El médico eutanasiador que no quería ser eutanasiado" ocurrió en Holanda, paraíso del suicida y del eutanasiador. 


“La doctora Johanna Groen-Prakken, psicoanalista y defensora de la eutanasia y miembro de la NVVE [siglas holandesas de Sociedad holandesa por la eutanasia voluntaria], me dijo que estaba preocupada porque muchos médicos no se dan cuenta de hasta qué punto puede variar el estado de un paciente durante el tratamiento. Por ejemplo: Tras una colostomía, necesaria tras detectársele un cáncer de colon, su propio tío, un médico retirado, cayó en una grave depresión, dejó de comer y le pidió que le ayudara a suicidarse. 
Ella le dijo que siempre habría tiempo para suicidarse, pero que primero tenía que recuperar su salud, e hizo que le trasladaran del hospital a una residencia más agradable. Cuando le visitó en la residencia días después estaba fumándose un puro y ya no hablaba de suicidarse. Dos años más tarde tuvo metástasis. 

Pero ahora, en vez de querer que le ayudaran a suicidarse, lo que le preocupaba era la eutanasia involuntaria(2). Tenía miedo de que sus familiares le dieran pastillas para acelerar su muerte y hacerse así con la herencia. Sus familiares le aseguraron que todo lo que querían de él era que siguiese vivo. Así pues, a lo largo de su tratamiento, ese hombre había pasado de desear una muerte inmediata a temer que se le privara de morir de forma natural”.


Aquí se descubre que una médico que se declara pro-eutanasia convence al paciente, médico igualmente eutanasista que ha aplicado la eutanasia a multitud de enfermos, de no pedirla, cosa que sólo hace guiada … ¡por el cariño que le une con su tío! Como si lo que es bueno para uno y los suyos no lo fuera para los demás.


 Y así, resulta que cuando el médico eutanasista se ve enfermo por segunda vez, a los que más teme y de los que con mayor preocupación se protege para que no le apliquen la eutanasia que tantas veces aplicó él a los demás, es, precisamente… ¡¡¡de sus hijos!!! ¿Pero no habíamos quedado en que de la primera eutanasia se salvó, precisamente, gracias al afecto que le profesaba un familiar? Entonces, ¿por qué tiene miedo ahora de otro familiar, por demás más próximo?


            Piensen Vds. un poco, porque la cosa tiene respuesta… y fácil. Es que el primer pariente era simplemente una sobrina, que le profesaría un amor más o menos grande, más o menos sincero, pero que en cualquier caso


            a) no iba a tener que correr con los cuidados del tío, más allá de lo que constituye el ejercicio de su propia profesión de médico, ni costearlos;


            b) de la muerte del tío, para la sobrina no deriva beneficio alguno.


            En cambio, los hijos:


            a) sí están, incluso en los tiempos deshumanizados que corren, medianamente obligados al cuidado del padre inválido, y desde luego, a costear los tratamientos o cuidados que precise;


            b) son, después de todo, los grandes beneficiados de la muerte del interfecto, una muerte que para ellos implica, tanto la eliminación de un coste, el del tratamiento y cuidado de los que hablamos arriba, como la gran oportunidad de una herencia.


        

Porque en Holanda, pero también en muchos lugares del mundo que no son Holanda, y en España también, son muchos médicos que eutanasian. Eso sí: hasta que les toca a ellos. Entonces la cosa cambia.






                (1)  Herbert Hendin es consejero delegado y director médico de Suicide Prevention International y catedrático de psiquiatría en el New York Medical College. En la resolución judicial que sentó precedente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos por la que se afirma que no existe el derecho constitucional al suicidio asistido, se citan los estudios de Hending en la materia.
                (2) Más correcto sería llamarla “eutanasia contra voluntad”, involuntario es lo que se hace sin querer, anti-voluntario es lo que se hace contra la voluntad expresamente indicada, que es de lo que en este caso hablamos.
Luis Antequera