PERIODISTA RECUERDA “MULTIPLICACIÓN DE LAS EMPANADILLAS” DEL CARDENAL BERGOGLIO
ROMA, (ACI).- El diario L’Osservatore Romano publicó un artículo
de la periodista argentina Evangelina Himitian, autora de una biografía
del Papa Francisco, que con el sugerente título “La multiplicación de
las empanadillas” evoca un episodio de solidaridad en la vida del
entonces Cardenal Jorge Bergolgio.
El artículo es el epílogo de su libro “De la infancia a la
elección papal, una vida al servicio de los demás” y en él relata un
gesto de caridad del Cardenal Bergoglio reflejo de la “multiplicación de
los panes y los peces” de Jesús.
Himitian entrevistó en diversas ocasiones al Papa Francisco
cuando todavía era el Arzobispo de Buenos Aires, pero lo que recuerda
con más cariño del pontífice no tiene nada que ver con una entrevista.
“Puedo decir que una vez lo he visto multiplicar los alimentos, como
hizo Jesús con los panes y los peces”, asegura.
La historia ocurrió cuando Himitan colaboraba con la oficina de
prensa de los encuentros ecuménicos de católicos y evangélicos que
organizaba el “Padre Bergoglio”.
En el estadio donde se celebraba el encuentro no se permitía el
ingreso de alimentos y durante las pausas los asistentes “teníamos que
comprar de comer en aquel lugar. La oferta no era muy variada: solo
había empanadas argentinas”, los típicos rellenos de carne argentinos y
aún eran escasas.
Era un día de fiesta nacional y no había más eventos, y “alguien
le preguntó a Bergoglio si prefería ir a comer en el exclusivo barrio
de Puerto Madero”, situado a pocos pasos del estadio y donde había
diversos restaurantes elegantes, “pero él respondió que se quedaba a
comer junto a todos los demás”.
Cuando los periodistas se tomaron una pausa para comer ya era demasiado tarde y no quedaba casi comida.
“Mientras recorríamos la sala donde se servía la comida,
Bergoglio se acercó, nos saludó uno por uno, y nos agradeció por nuestro
trabajo”.
El grupo de periodistas se sentó en una mensa apartada y la
camarera les trajo un plato con cinco empanadas, “pero éramos ocho.
‘Compartir’: este era el espíritu del encuentro. Y de todos modos no
había elección”.
“El Cardenal Bergoglio vio desde su mesa nuestros movimientos y
entendió. Se alzó y comenzó a pedir a los demás clientes si habían
acabado de comer. Recuperó de las manos de los sacerdotes y pastores las
últimas empanadas, las reunió en un plato y nos las trajo. Conmovidos
por su gesto tan atento, nos sentimos halagados y muy sorprendidos.
Había multiplicado los alimentos”.
“Su pequeño milagro nos quedó esculpido en el corazón. El hombre
que hoy ocupa la sede de Pedro había visto una necesidad y la había
calmado, mientras ningún otro se había dado cuenta”.