*El papa: La soberbia, semilla de todos los conflictos

17 de junio, 2013. (Romereports.com) 

El Papa Francisco explicó durante la Misa matutina en Casa Santa Marta que el cristiano debe ser humilde y descubrir que toda su grandeza está en Jesús. La soberbia, poner la esperanza en las propias fuerzas y en las cosas materiales -que en realidad no son nada- es la semilla de la mayoría de los conflictos.  

EXTRACTO DE LA HOMILIA: 
(Fuente: Radio Vaticana:)
“El cristiano es una persona que agranda su corazón, con esta magnanimidad, porque tiene ese 'todo', que es Jesucristo. Las otras cosas son la 'nada'. Son buenas, sirven, pero en el momento del conflicto siempre elige el 'todo', con esa mansedumbre cristiana, que es el signo de los discípulos de Jesús, mansedumbre y magnanimidad. Y vivir así no es fácil, porque realmente te dan bofetadas... ¡Te les dan! En ambas mejillas. Sin embargo, el cristiano es humilde, el cristiano es magnánimo: agranda su corazón. Pero cuando nos encontramos con esos cristianos con el corazón pequeño, corazón encogido, que no funcionan ... eso no es cristianismo: es egoísmo disfrazado de cristianismo”.

“El Reino de Dios es el 'todo', lo demás es secundario, no es prioritario. Y todos los errores de los cristianos, todos los errores de la Iglesia, todos nuestros errores nacen de aquí, cuando decimos de la 'nada' que es el 'todo' y  del 'todo' que, bueno, parece que no cuenta ... Seguir a Jesús no es fácil, no es fácil. Pero tampoco es difícil, porque en el camino del amor el Señor hace las cosas de modo que podamos avanzar, el mismo Señor nos agranda el corazón”.

“Cuando uno hace una opción por la 'nada', de esa elección nacen los enfrentamientos en la familia, en la amistad, con los amigos, y también en la sociedad; enfrentamientos que acaban con la guerra: por  esa 'nada '! La 'nada' es la semilla de la guerra, siempre. Porque es la semilla del egoísmo. El 'todo' es más grande, es Jesús.  

Pidamos al Señor que agrande nuestro corazón, que nos haga humildes, mansos y magnánimos, para que tengamos nuestro 'todo' en Él; y que nos defienda de crearnos problemas cotidianos en torno a la 'nada'”.