19 junio 2013 EP/ReL
"Si un cristiano no es revolucionario en estos tiempos
no es cristiano", ha dicho el Papa Francisco durante la inauguración este
lunes 17 de junio del Congreso Diocesano de Roma, ante más de 1.000
participantes a los que impartió la catequesis ´No me avergüenzo de ser
cristiano´.
De hecho ha asegurado que "una revolución para
transformar la historia, tiene que cambiar en profundidad el corazón
humano" y, en este sentido, ha precisado que "las revoluciones que
han tenido lugar durante los siglos han cambiado sistemas políticos y
económicos, pero ninguna de ellas ha cambiado realmente el corazón del
hombre".
"La verdadera revolución, la que transforma
radicalmente la vida, la ha hecho sólo Jesucristo por medio de su
resurrección", ha dicho, al tiempo que ha citado a Benedicto XVI para
remarcar que la resurrección ha sido "la más grande mutación de la
historia de la humanidad y ha dado vida a un nuevo mundo".
Además, Francisco ha recordado que "con el bautismo,
sacramento pascual" todos los hombres se vuelven "partícipes del
mismo cambio" y como, el apóstol Pablo, les permite "caminar en una
nueva vida".
El Pontífice ha añadido que la Fe enseña que "sólo un
corazón nuevo, regenerado por Dios, crea un mundo nuevo; un corazón de
"carne" que ama, sufre y se alegra con los demás, un corazón lleno de
ternura para los que, al llevar grabadas las heridas de la vida, sienten que están
en la periferia de la sociedad".
"El amor es la fuerza más grande de transformación de
la realidad, porque derrumba las murallas del egoísmo y llena las zanjas que
alejan a los unos de los otros", ha remarcado.
Asimismo, el Pontífice ha destacado que "también en Roma,
hay personas que viven sin esperanza y están inmersas en una profunda tristeza,
de la que intentan salir creyendo encontrar la felicidad en el alcohol, en las
drogas, en los juegos de azar, en el poder del dinero, en la sexualidad sin
reglas" y ha invitado a los presentes a comunicar la alegría de su
encuentro con Jesús.
"Somos cristianos, somos discípulos de Jesús no para
encerrarnos en nosotros mismos, sino para estar abiertos a los demás, para
ayudarles, para llevarlos a Cristo y custodiar a cada criatura", ha
insistido.