Mensaje dado por Nuestro Señor Jesucristo a Javier Viesca. México. Nov 2002
Hijitos Míos, así como en los primeros tiempos
de la cristiandad la alegría era un distintivo de los que seguían Mi
Doctrina, en éstos tiempos caóticos, no muy diferente a ésos primeros
tiempos, también, los que Me siguen, deben llevar éste distintivo.
Aquellos tiempos fueron caóticos en el sentido
de que, a pesar de las persecuciones, muertes, sacrificios, el Espíritu
de Dios estaba con ellos: Era Mi Amor el que les daba unión. Era Mi
Palabra la que les daba fuerza. Eran Mis Sacramentos los que, al
acercarlos a Mí, les daba ésa felicidad que irradiaban, porque ¡sentían
a su Jesús presente entre ellos!
Mis pequeños, los tiempos no han cambiado demasiado, vivís en un Mundo que siempre ha estado en contra del Amor, pero, aunque se le ve al mal en casi todo lo que os rodea y en casi todas las situaciones de la vida, Mi Amor también lo está.
Mis pequeños, los tiempos no han cambiado demasiado, vivís en un Mundo que siempre ha estado en contra del Amor, pero, aunque se le ve al mal en casi todo lo que os rodea y en casi todas las situaciones de la vida, Mi Amor también lo está.
Estoy en todos los acontecimientos diarios de
vuestra vida y así como veis el mal, debéis aprender a verMe entre
vosotros en todo momento.
El mal encuentra su apoyo en los corazones que solo lo ven a él y lo buscan a él, pero cuando un corazón aprende
a ver el Bien, aún entre las tinieblas, éstas mismas se le vuelven
luz. No hay barricada que pueda detener la fuerza del Amor.
Mi Padre os prometió, desde antiguo, cuidar a
los Suyos en todo momento si en El confiaban y por eso veis caras
alegres y gente con paz en estos momentos en los que parece que todo se
ha volcado contra el hombre y contra el Mundo. Ellos han aprendido a
vivir Conmigo paso a paso, como Yo viví sobre la Tierra. Sí,
ciertamente tuve momentos difíciles durante Mi Vida Pública, pero era
la oración, asidua la que Me hacía regresar a ésa Paz con Mi Padre.
Las Escrituras os describen cómo Yo Me apartaba de la gente para orar
solo ó cómo Me pasaba orando horas enteras durante la noche para estar a
solas con Mi Padre.
Mis pequeños, la oración os da ésa cercanía
Conmigo y ésa fuerza para seguir adelante, pero además contáis con
algo mucho más grande, como lo tuvieron los primeros cristianos, ¡la
Sagrada Eucaristía!
Si la oración os acerca a Nosotros, la Sagrada Eucaristía os hace vivir en Nosotros.
No os imagináis, actualmente, el valor de éste
Santo Sacramento, porque nacisteis con él y no habéis luchado por él,
como lucharon los primeros cristianos. Se dice que lo que no cuesta no
se valora.
Mis pequeños, ¡tenéis un tesoro inmenso en la Tierra, que es el mismo que alegra infinitamente
a las almas del Cielo! El velo de tibieza que cubre vuestros ojos y
vuestra mente no os permite comprender éste regalo tan grande de
vuestro Dios.
El vivir en estado de gracia para
recibir a vuestro Dios, de la forma más digna posible, y para poderLo
transmitir, os da ya la cercanía necesaria para poder llevar una vida de
Cielo, ya que estáis continuamente pensando en El para no dañarLo,
pero muy pocos lo aprecian así.
Los primeros cristianos luchaban por
sobrevivir, se escondían en las catacumbas, ponían en peligro su vida
con tal de recibirMe en la Sagrada Eucaristía. La gran mayoría de
vosotros tenéis la oportunidad de tomarMe casi a cualquier hora y sin
temor a que se os ataque por ello y ni aún así apreciáis éste regalo
del Cielo que os hice aceptando la Voluntad de Mi Padre.
Yo estoy con vosotros en todas las
circunstancias de vuestra vida y nada queda a la casualidad, pero hay
momentos en los que podéis convivir más íntimamente Conmigo y esto es a
través de la Sagrada Eucaristía. Si vivís tristes y afligidos, sin
paz interior, quiere decir que no estáis viviendo Conmigo ó que no
habéis aprendido a apreciar éste grandioso regalo de vuestro Dios, la
Sagrada Eucaristía, el alimento que le da vida a vuestra alma y que le
ayuda a vivir ya el Cielo sobre la Tierra.
Meditad Mis pequeños ésta verdad y éste regalo
que os hago y pedidle a Mi Santo Espíritu os ayude a comprender bien
éste –Misterio de Amor- para que gocéis y os alegréis de ser testigos
del Amor de vuestro Dios.
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Nombre y en el del Santo Espíritu.
Dios Padre se manifiesta web