*La juventud se desespera porque no sabe rezar

Mensaje de la Santísima Virgen María a Javier Viesca. México 


Yo buscaré algún medio para haceros regresar a Nuestro Dios, ningún alma se debe perder y aquí es donde entra vuestra tarea espiritual.
 
Hijitos, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María. Ciertamente estoy con vosotros, estoy presente para llevar vuestras oraciones, vuestros pedidos, vuestros agradecimientos a Nuestro Dios.

Mis pequeños, sabéis que éstos son Mis tiempos, tiempos de la gran lucha, en donde satanás tratará de llevaros a todos hacia el mal para vuestra condenación eterna, pero una madre siempre protege a los hijos, aún a costa de su vida. Ciertamente, satanás no podrá contra Mí, pero vosotros también debéis apoyar vuestra salvación, debe venir un cambio desde lo más profundo de vuestro ser, porque un cambio espiritual superficial, no sirve, Mis pequeños, eso es temporal y hasta convenenciero.

Si realmente amáis a vuestro Dios, si realmente Me amáis a Mí, vuestra Madre, vuestro cambio tiene que ser desde lo más profundo y tiene que estar enraizado en el Amor de Nuestro Dios, ya no podéis mirar al mundo como antes lo veíais, debéis mirar al mundo a través de los Ojos de Nuestro Dios y esto es a través de la pureza, de la santidad, de la caridad hacia vuestro prójimo, pero con un amor profundo, como vosotros os veis en el Reino de los Cielos.

En el Reino de los Cielos, las almas se aman con un Amor fraterno de donación total, porque se aman en el Amor de Cristo Jesús, que se dio por todos vosotros al venir para redimiros.

Mis pequeños, debéis empezar a tomar todo esto que se os ha dado más en serio, ya no podéis vivir del mundo y para el mundo, los momentos son críticos a nivel mundial. Estáis viendo los cambios climatológicos, pero sobre todo espirituales, Mis pequeños. Satanás se ha encargado de ir destruyendo la espiritualidad humana, no importa a qué religión pertenezcáis o cuáles sean vuestros sentimientos, a todos vosotros os ha afectado y si sois realistas y honestos, Me daréis la razón Mis pequeños, y lo veis en la juventud. Ya no es la juventud de hace años, en donde había inocencia todavía y se veían muy diferentes las cosas a como se ven ahora, satanás os ha llevado a la impureza, principalmente, y sobre todo, a la destrucción de la vida. 

Al llevaros a la impureza, se han concebido fuera del Sacramento Matrimonial muchos bebés que, primeramente, son abandonados y muchos otros son destruidos en el vientre de la madre (...) el impedir la vida es un acto sanguinario, perverso, que solamente pertenece a satanás. Los bebés nacidos que nacen fuera de las Leyes que se os han dado, ciertamente, en su gran mayoría no crecerán bajo el amparo de unos padres dedicados a hacerlos crecer en la espiritualidad correcta y también se van a perder ésas almitas.

Os tenéis que dar cuenta, Mis pequeños, de estos planes satánicos que estáis viviendo y de muchos otros, en donde ya la juventud y la niñez, no se están llenando de valores espirituales correctos. Os está llenando satanás de pura basura y basura satánica que os está llevando a vuestra destrucción y a la destrucción de infinidad de almas y esto porque ya no sabéis orar.

La misma juventud y niñez ya no acuden a Nuestro Dios, ya no vienen a Mí, porque no se les ha inculcado esa vida espiritual para que en los momentos de dificultad vengan a Nosotros a pedir ayuda pero ahora no la encuentran, porque no saben a quién acudir y se desesperan.

Mis pequeños, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María y Yo buscaré algún medio para haceros regresar a Nuestro Dios, ningún alma se debe perder y aquí es donde entra vuestra tarea espiritual, Mis pequeños. A través de vuestra oración, de vuestra donación, de vuestra intercesión, vosotros podéis ayudar a infinidad de almas en su salvación eterna, pero tiene que haber donación perfecta y profunda. Que salga desde lo más profundo de vuestro corazón, ése deseo de que las almas se salven y es así como vais a producir los milagros de conversión en hermanos vuestros que ahora no les interesa saber nada de Nuestro Dios. Ayudadles, Mis pequeños, estamos unidos en estos momentos de tribulación, de cambio, pero sobre todo, de salvación de almas.

Febrero 2012