La confesión luterana pierde cada vez más fieles |
25 junio 2013
Rodney
Stark, profesor de sociología y religión comparada durante más de 30
años en la Universidad de Washington, habla sobre las
consecuencias sociales de la religión. Agnóstico durante muchas décadas,
descubrió la fe después de investigar la historia del cristianismo
primitivo. En su libro America’s Blessings: How Religion Benefits Everyone, Including Atheists(2012), expone la contribución de la fe al bien común.
Stark lamenta que intelectuales, universidades y medios de
comunicación, pasen por alto los numerosos beneficios que aporta la religión a EEUU donde casi todo el
mundo cree en Dios y la mayoría es practicante. La vida estadounidense, dice, se ve
enriquecida por la adhesión religiosa que tiende a mejorar la salud
física y mental, la esperanza de vida, los resultados académicos, a la
vez que conduce a mayores tasas de fecundidad y a familias y comunidades
más unidas.
Las personas
con mayores niveles de compromiso con su religión muestran mayor
probabilidad de contribuir –con su tiempo y su dinero– a organizaciones
benéficas, obtener mejores puestos de trabajo, y participar activamente
en los asuntos cívicos.
Contrariamente a la caricatura que muestra a los
creyentes de EE.UU. como ignorantes e incultos, las investigaciones de
Stark revelan que son estos los más inclinados a consumir y apoyar la
alta cultura, y menos dados en cambio a creer en supersticiones y
fenómenos paranormales.
La exigencia atrae
Un beneficio significativo del compromiso religioso de los norteamericanos es que, a diferencia de Europa Occidental, EE.UU. no asiste a un declive demográfico. Las tasas de fecundidad son altas y Stark lo atribuye a la religión. Además, su investigación muestra que cuanto más religiosa es una pareja más estable, satisfactoria y beneficiosa para la comunidad suele ser su vida familiar.
Un beneficio significativo del compromiso religioso de los norteamericanos es que, a diferencia de Europa Occidental, EE.UU. no asiste a un declive demográfico. Las tasas de fecundidad son altas y Stark lo atribuye a la religión. Además, su investigación muestra que cuanto más religiosa es una pareja más estable, satisfactoria y beneficiosa para la comunidad suele ser su vida familiar.
La percepción de que la religión está desapareciendo en Occidente
responde en buena medida al declive incuestionable de las Iglesias
protestantes consideradas liberales y que hasta ahora eran “mainstream”:
episcopalianos, congregacionalistas, presbiterianos, metodistas,
luteranos y otros.
Stark,
estudioso de la primera cristiandad, atribuye la pérdida de fieles que
sufren estas confesiones a su progresivo distanciamiento de las raíces
cristianas. Por contra, destaca la fuerza del cristianismo “tradicional”
y ortodoxo. Lo que, a su juicio, muestra que en materia de fe los
estadounidenses no tienen miedo a ser exigidos. “La gente –concluye
Stark– no acude a las confesiones que les piden muy poco, sino a
aquellas que plausiblemente les ofrecen las recompensas más religiosas a
sus sacrificios”.