*Entráis en el período crítico de los Últimos Tiempos


Mensaje de Ntra Señora a Ned Dougherty. Capilla de San Peregrino, Misión de San Juan Capistrano, California. Julio 2013.

    Paz y Serenidad. Son dos rasgos fundamentales de la naturaleza humana, tan querida e importante para toda la humanidad en estos tiempos. Sin embargo, la mayoría de los hijos e hijas del Padre, aquí en la Tierra, está viviendo su vida ordinaria desprovista de paz y serenidad. Esto se debe a la confusión de estos Últimos Tiempos, en que todos los hijos de Dios están llamados a unirse a mi Hijo, el Señor y Salvador, Jesucristo, para llevar a cumplimiento el plan del Padre para todos vosotros, sus hijos e hijas.

    En estos Últimos Tiempos se os pide que contribuyáis en gran medida al plan del Padre, pues, sin vuestra participación, no podrían llegar a su cumplimiento el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra, pues el Padre del Cielo os ha creado a todos a como co-creadores con Él para construir, aquí en la Tierra, un lugar de belleza tranquilo y sereno, de modo que todos vosotros participéis del el inmenso Amor que el Padre Celestial os tiene a todos vosotros.

    A causa de la ceguera de la humanidad, y debido a la influencia de los demonios del mal sobre muchos de vosotros, mi corazón de madre sufre por todos vosotros, hijos míos. Mi corazón y mi alma se llenan de lágrimas de sangre a causa de toda la angustia y el dolor que se han acumulado sobre la humanidad por las fuerzas del mal, que actúan en concierto para desafiar el Amor Eterno del Padre, que quiere lo mejor para sus hijos.

    Me causa gran angustia ver el mundo tal como es hoy, y esto es aún más doloroso para mí, porque puedo prever la gran oscuridad y las nubes y las tormentas que se dirigen hacia vosotros, porque la humanidad ha vuelto sus ojos lejos del Padre en el Cielo en busca de una vida hedonista, materialista y codiciosa.

    Vengo a vosotros hoy; sólo a aquellos de vosotros que estáis escuchando mis mensajes. Traigo conmigo hoy la Paz y la Serenidad del Padre en el Cielo. Para todos los que queráis participar en el Amor del Padre Celestial, y con él, en la Paz y Serenidad que el Padre os trae, yo os sumerjo hoy, a todos vosotros, en el Amor, la Paz y la Serenidad el que el Padre Celestial os regala eternamente.

    Os pido que oréis conmigo hoy en un lugar tranquilo que escojáis. Os pido que meditéis sobre el Rosario y los Misterios del Rosario. Durante la meditación, os pido que me invoquéis para que abra vuestro corazón al Amor del Padre. Si lo hacéis hoy, os prometo que estaréis sumergidos en la paz y la serenidad del Padre Celestial.

    Una vez que hayáis recibido estos regalos, os pido que sigáis orando conmigo por la salvación del mundo, porque estáis ahora en los tiempos en que se realizarán grandes milagros para, a través de vuestras poderosas oraciones, el padre os conceda la salvación.

    Estáis entrando en un período aún más crítico de estos Últimos Tiempos de lo que habéis experimentado hasta ahora, en particular durante los últimos años, en los que se ha llevado a cabo una transición increíble desde el mundo del pasado al mundo del futuro. Este es un lugar del Cielo y de la Tierra en el que se cumplirá el plan del Padre Celestial, a pesar de los desafíos presentados por el maligno y sus secuaces, quienes están empeñados inútilmente en traer solamente el caos solamente, la confusión y la destrucción a todos vosotros, mis hermanos y hermanas.

    Estos son los momentos en los que todos vosotros debéis levantaros al unísono para derrotar los planes del maligno. Triunfaréis, porque el Señor y Salvador, mi Hijo, Jesucristo, está ahora con vosotros de una manera muy poderosa, para llevar a cabo el plan que tiene Su Padre para mi todos vosotros, hijos míos.

    Os hablo de mi propio dolor y sufrimiento por los terribles acontecimientos que han tenido lugar y que seguirá sucediendo durante este tiempo de transición, que es la manera de que se realice el plan de Su Padre para todos vosotros, hijos míos.

    Es importante que todos sigáis mi plan hoy para aliviar vuestro sufrimiento al uniros a mí, hoy, en la oración, para que yo pueda infundir la Paz y la Serenidad del Padre Celestial y así ayudaros a pasar a través de estos Últimos Tiempos y de los peligrosos acontecimientos que se están produciendo, de modo que este oscuro viaje se acelere en el tiempo y disminuya en intensidad por el Amor, la Paz y la Serenidad que os ofrezco hoy.

    Así que ahora, os pido que dediquéis este tiempo de oración y serenidad en algún momento del día, y os prometo que voy a infundir en vosotros la Paz y la Serenidad del Padre. Yo no os defraudaré; esta es mi promesa.

    Ahora, planead el tiempo y el lugar en el que hoy estaréis conmigo rezando el Rosario. A medida que vayáis meditando los Misterios del Rosario, preparaos para mi visita, ¡que yo os prometo!