*La Virgen se lo llevó al Cielo

Las niñas de Garbandal


El Hermano David es un hermano de la Congregación de los Corazonistas, Hermanos del Sagrado Corazón, enseñando en el Colegio Benito Nazar de Buenos Aires, Argentina. El Hermano David sufría hace varios años de leucemia sin saberlo él.  Había llegado a un estado tal que el Hermano Superior estaba muy preocupado por su salud. Los médicos no le daban mas que dos o tres meses de vida. Era trasparente, delgado, francamente en un estado pésimo. 
 
El Hermano Superior mandó rezar en la Capilla por uno de sus hermanos gravemente enfermo. El hermano David rezaba sin saber que se oraba por su propia salud.
Uno de los hermanos de la Comunidad pensó que un religioso debía saberlo para que se prepare para su tránsito y sin más se lo contó al hermano David, y le dijo:
-- Rezamos por tí.
 
El hermano David, muy impactado, pasó unos dias postrado y después reaccionó. Como ya conocía Garabandal por Julio Pose, prometió a la Virgen que si le curaba daría todo su tiempo, después de sus obligaciones de enseñar en el Colegio, en dar a conocer los Mensajes y las Apariciones de Garabandal.
 
De repente el médico empezó a preguntarse lo que pasaba, los análisis de sangre mejoraban en una forma espectacular. El Hermano David ya no tuvo que tomar mas medicamentos ya que estaba curado. 
Dijo:
-- Estoy seguro que la Virgen me curó, ahora me toca cumplir lo prometido y voy a difundir Garabandal tanto como pueda.
Sus fuerzas mejoraron tanto que poco después pudo hacer, a pié, una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Luján, unos sesenta kilómetros a pié desde Buenos Aires.
A los dos años tuvieron su Capítulo general los Corazonistas. El Hermano Superior, viendo el entusiasmo del Hermano David por difundir los Mensajes de Garabandal, lo eligió para ir con él a Roma para el Capítulo general de la Orden y con el fin de realizar allá nuevos análisis y saber si estaba completamente curado.
En Roma los análisis dieron que estaba completamente normal. 
El Hermano David estaba muy afligido por la mucha oposición que había entonces para la difusión de los Mensajes de Garabandal y pensó pedir audiencia al Cardenal Ottaviani, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para consultarle acerca de la promesa que había hecho a la Virgen de difundir los Mensajes y las Apariciones de Garabandal.
Pidió por tres veces audiencia y se la negaron e insistió una cuarta vez. Le decían:
-- No tendrá su audiencia.
Pero en ese momento pasaba por allí Monseñor Ottaviani, que dijo:
-- ¿Qué pasa aquí?, ¿pero qué es ésto?.
El Hermano David le dijo el motivo de su petición de audiencia y daba gracias interiormente a la Virgen de Garabandal ya que el Cardenal Ottaviani lo recibió inmediatamente. Le presentó los análisis que le daban a lo sumo tres meses de vida y los de su maravillosa curación. Sometió este caso de conciencia a Monseñor Ottaviani, por un lado su promesa a la Virgen de difundir los Mensajes de Garabandal y por otro lado las prohibiciones del Obispado de Santander. 
Monseñor Ottaviani dijo, «lo acompaño de todo corazón, difunda Garabandal, hágalo con caridad, pero difunda Garabandal tanto como tenga vida según lo prometió a la Virgen». Monseñor Ottaviani creía en Garabandal, se lo dijo claramente.
Cuando volvió a Buenos Aires estaba todo satisfecho, pero el hermano Superior decidió que las reuniones que hacía los dias 18 de cada mes en el Colegio Benito Nazar las tuviesen fuera del Colegio.
Entonces fundó la Difusora Mariana para difundir los Mensajes de Garabandal en Argentina. El Mensaje llegó tambien a los paises vecinos de Chile y Paraguay. 
Durante seis años gozó de perfecta salud y cumplió su promesa a la Virgen de dar a conocer sus Apariciones y Mensajes de Garabandal.
LLegó finalmente la hora en que la Virgen se lo iba a llevar al Cielo. Enfermó según se dijo por la edad y el mucho trabajo y sacrificio. Lo tuvieron que internar en un Sanatorio. Sufrió las penalidades de la enfermedad como último sacrificio durante unos quince dias. 
Le cuidaron, por el día fieles del Movimiento Mariano, y por la noche la Hermana Alicia de las Siervas de Maria. En su último día le dijo claramente a la Hermana Alicia: 
-- Ahora sí que me tiene que preparar para el Cielo, no le digo para la eternidad, le digo para el Cielo, porque yo sé que voy al Cielo.
La hermana Alicia le dijo sus peticiones para que cuando estuviese en el Cielo se las dijese a la Virgen como así se lo prometió el Hermano David.
Le dijo:
-- Estoy seguro que lo primero que voy a ver en el Cielo será la Virgen y le diré todas sus peticiones. 
Llovía todo el día y toda la noche era una de esas tormentas tropicales fuertísimas. Al amanecer y a los pocos minutos de haber fallecido el hermano David, «una luz extraordinaria iluminó la habitación, como un rayo de luz sobre el rostro del Hermano David. La Virgen se lo llevó al Cielo. Esta luz hacía contraste con la oscuridad exterior de la tormenta».