*Sacerdotes y religiosos se avergüenzan de su distintivo

Poor Clares. I love this photo! I like to think that little girl will always remember her encounter with the nun. ~ dwPedid por los sacerdotes. Si los sacerdotes fuesen santos y viviesen una vida de santidad, cuántas almas salvarían, pues mi Hijo les dio poder para hacer y deshacer. Pido que los sacerdotes están en su puesto al servicio de las almas, día y noche. El sacerdote es hombre de Dios, no es hombre de mundo y tiene que ocuparse del rebaño que Dios le ha encomendado, que son las almas. Vosotros respetadlos, hijos míos, que ellos, si no cumplen, serán juzgados.

¡Cuántas almas salvarían con su ejemplo de santidad! Pero también arrastran muchas almas con su mal ejemplo al abismo, hijos míos. Pedid por ellos que sean hombres de Dios y se dediquen por todo el mundo a predicar el Evangelio, para que resurja y resucite la fe en los corazones. Pedid por las almas consagradas, que se consagraron para Dios y ¡cuántos conventos están más en el mundo que orando y pensando en la salvación de las almas! ¡Pobres almas! ¡Si muchos se avergüenzan hasta de un distintivo que los distingue como hombres de Dios! Más parecen hombres mundanos que sacerdotes y almas consagradas. 

Se avergüenzan de esa vestidura que es sagrada y que un día fueron revestidos con ella; la han arrinconado y viven, hija mía, como cualquier hombre, sin importarles aquella vestidura. ¡Cuánto agrada a mi Corazón ver a un sacerdote revestido con el distintivo de sacerdote, y a un alma consagrada con su vestidura.., muchos se avergüenzan de ella. ¡Qué pena, hija mía, avergonzarse de una vestidura tan hermosa como la que, el día que renunciaron al mundo, cubrió todo su cuerpo!

El mundo se arreglaría si los religiosos y las religiosas estuviesen orando y sacrificándose por los pecadores, (en muchos conventos no hay más que tibieza) y si los sacerdotes, en vez de dedicarse a las cosas del mundo, se dedicasen al rebaño de Cristo, a la salvación de las almas. El sacerdote es como el médico, tiene que estar pendiente, día y noche de las almas; pedid por ellos, hijos míos. 

Y vosotros, aquellos que habéis dejado todas las cosas, vuestras haciendas y vuestro dinero para los pobres, Dios os dará ciento por uno. ¡Qué pocos quieren seguir este camino, hijos míos; cuánto les cuesta renunciar; cuántos se pierden la eternidad por gustos y caprichos y vanidades del mundo! Sed fuertes, hijos míos, los que estáis dentro y los que están fuera; orad... haced penitencia y haced oración por los pobres pecadores.

Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos pecados como se cometen a mi Inmaculado Corazón. Y tú, hija mía, transmite a las almas que, si no cumplen con los mandamientos de la Ley de Dios, no se salvarán. Transmíteles el amor; ése es el mandamiento más importante; que compartan con los que necesitan. Hay muchas almas necesitadas, hijos míos, acordaos de ellas.

3 Junio 1995
Jesús y María a Amparo Cuevas-El Escorial