*Salvemos nuestro matrimonio

Salvemos nuestro matrimonioViven bajo el mismo techo y sin embargo no están juntos; duermen en la misma pieza, pero no comparten sus sentimientos; hablan y no conversan. Pueden llevar uno o cuarenta años de matrimonio… cuando comienzan estos síntomas, que de no tomarlos en serio, pueden derivar en una enfermedad crónica cuya manifestación es el hastío, la amargura y un intenso dolor. Fueron algunos de estos síntomas los que Pilar Heaussler y Felipe Valenzuela comenzaron a sufrir, pero los curaron a tiempo.
A pesar de que Pilar y Felipe llevaban 28 años casados y tenían 6 hijos, se sentían lejanos, no se involucraban en lo que cada uno hacía, y cuando empezaron a descalificarse mutuamente decidieron separarse por un tiempo. Conscientes de que querían salvar su matrimonio, deambularon por diferentes especialistas, pero no lograban superar sus diferencias. “Ellos buscaban nuestra felicidad individual, pero no el bienestar del matrimonio en su conjunto”, explica Pilar.

Fue entonces cuando Pilar vio un aviso en una revista de la iglesia sobre un programa llamado Retrouvaille (encuentro en francés) y pensó en darle una oportunidad debido a que las terapias convencionales no les daban resultado.  “Lo innovador de este programa es que se trata de que el matrimonio solucione sus conflictos sin ventilarlos frente a desconocidos, sino que se trabaja de a dos”, dice. Agrega que una de las principales herramientas que les dieron fue la de hablar en un lenguaje con el cual no se juzgara al otro. Además les explicaron que los sentimientos no eran buenos ni malos, sino que solamente eran sentimientos. “Sentir rabia, no es un pecado y no hay que herir a la otra persona cuando uno hace algún tipo de enjuiciamiento. Es muy distinto decirle al otro que uno está desconcertado por la actitud que tuvo o por aquello que hizo a expresarle que es un imbécil.  Con este simple lenguaje estás diciendo que estás confundido, sorprendido, pero no descalificas al otro. Cuando uno ataca empiezan los problemas”, comenta Felipe.
Felipe dice que no se trata de mirar el pasado, ni de escarbar en él, sino que la filosofía es construir para adelante. “Aprender a comunicarse bien y a reencantar al otro es como empezar de nuevo. Es como si pasara un tsunami que destruye todo lo malo que hubo antes y desde esa perspectiva se empieza a construir todo de cero y lo más importante: sin mirar para atrás, lo que pasó pasó, hay que saber perdonar y con la ayuda de Dios se puede, quizás no olvidar, pero sí perdonar, es inútil quedarse pegado en las cosas malas que se vivieron. Si uno no se perdona a sí mismo y al otro, uno no se sana El matrimonio necesita de esfuerzo y de compromiso, hacer cosas que a veces a uno no le gustan”, expresa.
Ambos concuerdan que para ellos fue importante poner a Dios en el medio. “Si uno saca a Dios de la relación se pierde una parte importante de ésta y en nuestro caso cada uno llevaba una vida espiritual por separado, a pesar de que antes incluso hacíamos charlas prematrimoniales. Pero luego  ni siquiera íbamos a misa juntos. Cuando ingresamos al programa Retrouvaille comenzamos a rezar y lo más importante: a servir a los otros”, dice Pilar.

A Pilar y a Felipe les gustó tanto el programa que se involucraron con las inscripciones e invitaciones en la zona oriente de Santiago y ahora están a cargo del programa completo en la zona. “Nuestro testimonio es que uno no tiene por qué tener un mal matrimonio, que en lugar de tirar las cosas bajo la alfombra es mejor afrontarlas y que siempre es posible arreglar lo que está mal. La mayor retribución es que el clima del hogar cambia y los hijos están felices cuando los papás están felices”, expresa Felipe.

El reencantamiento   
Retrouvaille es un programa de la iglesia Católica, sin fines de lucro para matrimonios en crisis que nació en Quebec, Canadá en 1977. Llegó a Chile el 2003 y está dirigido a todos los que quieran asistir, no importa el credo, si son creyentes o si están separados. El único requisito es que exista un propósito de reconciliación.
Los cónyuges deben acudir durante un fin de semana a un lugar cerca de Santiago donde se escucha el testimonio de tres matrimonios y el de un sacerdote, quienes imparten la primera fase del programa. “Todos los que dan charlas han pasado por crisis y han salido adelante y ninguno habla de arriba para abajo como si no hubiese pasado nada”, explica Pilar.


Después de cada presentación las parejas reflexionan privadamente sobre cada una de las charlas. En la siguientes semanas deben asistir a 12 sesiones de seguimiento en las cuales las técnicas aprendidas se desarrollan más hondamente y se profundizan otros aspectos de la relación. “Se trata de  un sistema muy especial de reencantamiento, es muy organizado, si falta un matrimonio para dar una charla llamamos a otro que lo pueda reemplazar, esta todo muy bien estructurado”, expresa Pilar. Además comenta que se produce una conversión del matrimonio y que muchos vuelven a poner a Dios en el medio, incluso que hay ateos que lo encuentran, o gente que se reencuentra con la iglesia.
El programa Retrouvaille tiene un 80% de éxito en que las parejas vuelven a juntarse y cuando ello no ocurre es generalmente porque hay una tercera persona involucrada y uno de los dos no quiere cortar la relación.

Hoy, muchos matrimonios jóvenes han comenzado a llegar a Retrouvaille. Según Pilar, el principal problema es que uno de los dos quiere seguir carreteando y no se dan cuenta de que adquirieron un compromiso. “Los jóvenes luchan menos, están acostumbrados al mundo de la cultura desechable, ante el primer problema se acaba todo. Amar a la otra persona es una decisión, es un acto de voluntad,  no va por el lado de que se pasó el amor porque eso es un sentimiento”, concluye.

Encuentro con el Papa

Principios de la Fundación Educacional Retrouvaille Chile
1. Que la familia es la base fundamental de la sociedad, y que su protección constituye un deber patriótico y una exigencia de bien común.
2. Que el matrimonio es la forma más adecuada para el desarrollo de la familia, para la realización de cada uno como persona, y para la educación y cuidado de los hijos.
3. Que el matrimonio, por su propia configuración natural se ordena en la unidad de una pareja formada por dos personas de distinto sexo, que se han comprometido a amarse y a auxiliarse con plena fidelidad para toda la vida, que es indisoluble por su propia naturaleza, y se ordena a la procreación y formación de los hijos.
4. Que en razón de estas realidades se hace necesario apoyar a las parejas para alcanzar su mayor realización posible, concentrando de manera especial, los esfuerzos en aquéllas que están pasando por crisis graves o que se encuentran separadas.

Encuentra ayuda en Retrouvaille Chile, teléfono 217 3753 o 724 4213. http://www.retrouvaille.cl/html/Contactos.html

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