*Jesús: nada es hermoso comparado a mi Madre

(...)Yo, Jesús, les pido amar a la que dio su vida para darles a conocer el Amor.
El Amor vino a este mundo por su sí. Este sí es glorioso por mí. Yo soy el que está
en su seno virginal. La vida de mi Madre es mi Vida; por mi Presencia, su vida se
convirtió en mi Vida. Yo soy la Luz del mundo. He venido a este mundo por el sí de
mi Santa Madre.

Mi Madre es fuente de vida por mí, el Poder de vida; ella es lo que yo, su Hijo,
soy. El Espíritu Santo es el Todopoderoso. Él está ahí que viene a cubrirla con su
sombra para que la Vida tome vida en ella. Dulce y humilde de corazón, mi Madre
es la que ilumina mi Presencia en ella. Yo soy el único bien en ella.

Cuando los ángeles cantan la gloria de mi Madre, ellos están tan deslumbrados
por su presencia en mí, que ellos la alaban continuamente. Grande es su gloria. Ella
es y será por toda la eternidad la más grande y la más gloriosa de las santas y santos.
Nadie de este mundo tendrá su gloria. Todo es por mí, su Hijo glorioso.

Hijos míos que amo, sepan que mi Madre, su Madre, es la Señora más grande
de todo el universo. Ni siquiera el más grande, el más majestuoso de mis santos
ángeles no es más grande que ella. ¡ Ella es tan pura, tan blanca que la blancura de
una capa de nieve es blanquecina al lado de su blancura!

El alma de mi Madre está por encima de todo. Nadie puede compararse.
Grande y santa es su alma. Nada ha podido ensuciar el alma de mi Madre santa y
pura. Toda la creación, toda criatura, todo ángel, nada es hermoso comparado a mi
Madre. Su belleza es tan perfecta que ustedes no podrían verla sino que con la
blancura de su alma. ¡Cuántos han visto a mi Santa Madre del Cielo y no han
podido describir su belleza! Es imposible al alma que no está pura de describir la
belleza de mi Madre!

La belleza de mi Madre es tan grande que el alma no encuentra palabras,
expresiones para describirla. Es necesario que el alma viva esta belleza, que se
impregne. Yo, su Hijo estoy tan maravillado por la belleza de mi Madre que regocija
todo mi Ser. ¡ Hijos míos, cómo estarían de felices de ver a mi Santa Madre con toda
su gloria! Ningún hijo en la tierra ha podido ver su belleza tal como ella aparece en
el Cielo.

Su sí al Amor, hijos míos, es tan importante. ¿Ven cuán grande será su recompensa, hijos míos? Yo los amo, su Jesús Amor. Te amo, tu Jesús Amor. Amen.

 Escritos de la hija del sí. 26 de mayo de 2001 Tu Jesús Amor