«No celebraré matrimonios homosexuales; si Hollande me
quiere encarcelar, estoy dispuesto»: Michel Villedey, alcalde de Thorigné-dAnjou, dispuesto a la
cárcel, defiende la libertad de conciencia
24 octubre 2013 Leone Grotti / Tempi.it
«No tengo miedo y estoy preparado a ir a la cárcel porque he
nacido libre y quiero morir libre».
Así habla a Tempi.it Michel Villedey, alcalde de
Thorigné-d’Anjou, pequeño municipio francés de mil habitantes situado en el
departamento del Maine y Loira, después de que el Tribunal Constitucional
francés negara la libertad de conciencia a los alcaldes del país.
Ahora estarán obligados a celebrar los matrimonios
homosexuales: la alternativa es la cárcel, una pena pecuniaria, la destitución
o la suspensión del cargo.
-Señor Villedey, ¿cómo juzga usted la decisión del Tribunal
Constitucional?
- Es pésima. La Constitución Francesa y la Convención Europa
de los Derechos del Hombre reconocen la libertad de conciencia; por tanto, no
entiendo por qué el Tribunal nos la ha negado y ha considerado no necesario
incluir en la ley Taubira una clausula sobre la objeción de conciencia. Según
el Tribunal, una ley de la República se debe aplicar para todos, y esto es
justo, pero como había prometido también el presidente Hollande [ReL recogió
aquí la promesa], debe realizarse en el respeto de la conciencia de los
alcaldes.
-¿Por qué?
-Porque somos elegidos por el pueblo también en base a
nuestras convicciones, y el pueblo debe ser respetado. Además, como habíamos
propuesto con el Colectivo de los Alcaldes para la Infancia, también el
prefecto puede celebrar los matrimonios homosexuales. Bastaría con que lo
hicieran ellos. Por último, como ya he dicho, está previsto en nuestra
Constitución.
- Y entonces, ¿por qué el Constitucional ha tomado una
decisión distinta?
- Porque ha recibido presiones muy fuertes por parte del
gobierno, del presidente Hollande, de la ministra de Justicia Christiane
Taubira y del ministro de Asuntos Exteriores Manuel Valls. Su objetivo es
quitarnos la libertad, pero yo he nacido libre y quiero morir libre.
- ¿Por consiguiente?
- Por consiguiente, si las personas del mismo sexo vienen a
pedirme que las case, les diré que esto es contrario a mis convicciones y no lo
haré.
-¿Sabe que corre el riesgo de acabar en la cárcel?
- Lo sé; si quieren meterme en la cárcel, iré. No tengo
miedo.
- ¿Está perdida la batalla por la objeción de conciencia?
- No, no está perdida. Yo no creo que el gobierno quiera
convertirse en sectario como parece que es ahora. Nosotros no tenemos nada
contra los homosexuales: yo tengo muchos amigos homosexuales, pero no por eso
los casaría. Por otra parte, los homosexuales son una minoría entre los
franceses; y los que de verdad quieren casarse son sólo una pequeña minoría de
la minoría. Estoy preparado para ir a la cárcel, pero me pregunto: ¿qué interés
tienen en condenarme? Sería una decisión estúpida sobre la base de una
ideología estúpida.
- ¿Cómo llevarán adelante esta batalla?
- La decisión ahora volverá al Consejo de Estado, que debe
verificar si nuestras peticiones son legítimas. Después iremos a la Corte
Suprema de Derechos Humanos. No tenemos miedo, lucharemos por nuestra libertad
de pensamiento y conciencia, y no pienso que el gobierno tenga interés en
transformar a Francia en un régimen terrorista e ideológico como en el pasado.
(Traducción de Helena Faccia Serrano)