Habla Dios Padre a Javier Viesca, México, sept 2013
(Lenguas…) Hijitos Míos, Soy vuestro Dios. ¡Ay! de aquellos que han buscado la maldad atacando Mi Amor, atacando Mis Leyes, atacando lo que viene de Mí, porque a muchos de vosotros, más os valiera no haber nacido.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Soy vuestro Dios. ¡Ay! de aquellos que han buscado la maldad atacando Mi Amor, atacando Mis Leyes, atacando lo que viene de Mí, porque a muchos de vosotros, más os valiera no haber nacido.
Atacasteis lo que a Mí Me dolía tanto, atacasteis a los pequeños, atacasteis a los débiles, a los pobres, a los que buscaban lo Mío y Mi Bien,
buscasteis la maldad y la maldad os aplastará. Os creísteis grandes
entre los hombres, os sentisteis poderosos, queríais que os
reverenciaran vuestros hermanos y lo lograsteis. ¡Pobres de vosotros!, mucho dolor tendréis en el reino del castigo que no se terminará nunca para vosotros. Maldad buscasteis y quisisteis con ella destrozar a vuestros hermanos. Ellos oraban por vosotros y vosotros no quisisteis reaccionar, vosotros mismos buscasteis vuestra destrucción y lo lograsteis.
Satanás estaba con vosotros, le escuchasteis a él y os llevó a vuestra destrucción eterna. Quisisteis destruir lo más grande que os dejé en la Tierra, Mi Iglesia, Mi Palabra, el Alimento Divino,
del cual os debíais alimentar todos vosotros, para que crecierais a
niveles altísimos de espiritualidad. Quisisteis destruir lo Divino,
¡que tontos sois, Mis pequeños!, ¡qué tontos!, en
lugar de aprovechar el Alimento Divino, lo pisoteasteis, lo
ultrajasteis, ¡pobres almas sacrílegas!, Mi Sangre, que pisoteasteis,
¡os condenará!
Mi Iglesia, el regalo más grande, también ultrajada. En ella, traiciones, maldad, asesinatos, muerte, Yo
no puse la Iglesia entre vosotros para que la tratarais así, era
ejemplo para todos vosotros y la utilizasteis como arma de escándalo, para que muchos perdieran la Fe.
¡Ay! de
vosotros, altos prelados de Mi Iglesia, que utilizasteis los puestos
altos, no para dar buen ejemplo y enseñanza, sino para ser causa de
escándalo y de destrucción espiritual a las ovejas que debierais guiar y
ayudar a crecer. En lugar de buscar el bien, os
aprovechabais de vuestro puesto, para aprovecharos de los inocentes, de
los pequeños, de los indefensos, a lo largo del tiempo, desde que ésta
fue fundada por Mi Hijo. Ciertamente, satanás
siempre quiso destruir Mi Iglesia e introdujo personajes destructivos,
como los que tenéis ahora, pero la Promesa de Mi Hijo, es que ésta va a
perdurar hasta el fin del Mundo, pero ¡pobres de aquellos que la ultrajaron!,
son ésas almas que más les valiera no haber nacido porque su mal
ejemplo, destruyó la espiritualidad de muchas buenas almas. Ningún
alma mala quedará impune, conozco vuestros corazones, conozco vuestras
acciones y, aunque os escondáis en las profundidades, Mi Justicia
Divina os alcanzará.
Mucha maldad se ha desatado y en
eso, la gran mayoría de la humanidad ha contribuido a que ella creciera
y en lugar de orar, de respetar Mis Leyes, de producir amor,
preferisteis darle gozo a vuestro cuerpo, a vuestras pasiones y hacer a
un lado Mi Amor. Ahora estáis viendo las consecuencias y aún así no os
arrepentís. Muchas oportunidades le he dado al género humano para que
repare y reconstruya, pero no, se han desviado, como el pueblo antiguo,
pueblo escogido de Mi Corazón y que Me traicionó, como ahora lo estáis
haciendo, la gran mayoría de vosotros, por no decir todos, en mayor o
en menor grado, por eso, aceptad, como penitencia, lo que estáis
padeciendo y padeceréis, os lo merecéis y vosotros mismos lo sabéis.
Llorad vuestros pecados, llorad
vuestra maldad, arrodillaos y, quizá, eso os ayude a que Yo tenga
Misericordia de vosotros y disminuya los dolores que os merecéis.
Prácticamente nadie puede elevar sus ojos hacia Mí y verMe con mirada
pura, santa, sin pecado, sin falta grave, sois pecadores y
la gran mayoría de vosotros no habéis buscado la santidad de vida que
os haría bellos ante Mis Ojos, agradables a Mi Mirada.
Os amo, Mis
pequeños, os amo demasiado, pero mucho mal Me habéis causado y ésta es la hora de Mi Justa Justicia. Llorad vuestros pecados, haced penitencia, para que obtengáis Mi Misericordia.
Gracias, Mis pequeños.
Gracias, Mis pequeños.