*Con este Rosario habéis salvado muchas almas

Nuestra Madre comienza su mensaje (5 Oct 2013, Valencia de Alcántara, Cáceres):

Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y luz, de mi Luz, en vuestras almas.
Hijos míos, quiero que meditéis a Lucas durante este mes. Así conoceréis, como tantas veces os he dicho, a mi Dios, vuestro Dios, para que os llenéis de las enseñanzas de Mi Dios, vuestro Dios y tengáis Vida en vuestras almas.
Pequeños míos, ¡qué alegre estoy de ver a tantos niños, y a vosotros también, aquí, a mi lado, en m
i Casa de Amor, Faro de Luz!.
Rezad mucho el Rosario, hijos míos. Es la oración preferida de mi Corazón; así salvaréis
a muchas almas.



El Mensaje que traigo al mundo, hijos míos, es de compresión, de consuelo, de Luz, de Esperanza del
Cielo. Yo quiero llevaros a todos al Cielo. Pero mirad, tenéis que pasar estos momentos de tanto dolor
que hay en la tierra, por la puerta estrecha, no cojáis nunca la puerta ancha, esa es del demonio. Cruz, 
cruz y cruz. Llevad la cruz con amor.
Llevadla con amor, no tengáis rencillas, ni rencores, ni cóleras unos con los otros.
(...)No penséis tanto, pensad en vuestro Dios, hablad con vuestro Dios, meditad con vuestro Dios.
¡Tantas veces os lo he dicho: Sagrario, Sagrario! Allí mi Hijo os espera con los brazos abiertos para
hablar con todos vosotros, los de aquí, los de allá, todos. Pero haceos pequeños, id con humildad, pedid
aquello que os hace falta: en vosotros, enfermedades, en aquellos que están
desamparados... para que vosotros llevéis la luz y el Evangelio de Mi Hijo.
No os olvidéis del Evangelio, hijos míos; todos los días tenéis que meditar el Evangelio, como he
dicho también, a Lucas en este mes. 
Hijos míos, también os digo a vosotros y al mundo, que se hacen muchos sacrilegios cuando los hombres
toman a mi Hijo en la mano. Os digo esto porque así está sucediendo. Todos vosotros, hijos míos, tenéis
que ir al sacerdote para que os dé la Comunión en la boca.
¡Cuántos hijos míos cogen la Comunión en la mano para luego hacer misas negras, pisotear a mi
Hijo y hacer barbaries con el santo Cuerpo de mi Hijo de Amor! Hijos míos, las manos a veces
no están limpias, casi siempre. Y los trocitos de mi Hijo van al suelo y en el suelo es pisoteado
por otros hijos.
Seguid viniendo a este lugar, mi Casa de amor y de oración. Con este Rosario que habéis
meditado muchas almas se han salvado. Mirad, vosotros que ya sois de mi rebaño, no os
conforméis solamente con un Rosario, haced algunos más. Sí, hijos míos, el Rosario es mi
oración preferida y Yo doy gracias, muchas gracias, a todos aquellos que me invocan y están
Conmigo rezando el Rosario de mi Amor y de mi Corazón. Hacedlo, hacedlo.
No os olvidéis, hijos míos, de la Santa Misa, de ese momento tan sublime y tan grande:
cuando mi Hijo viene del Cielo a postrarse en el Altar a mis hijos, los sacerdotes, y es Cuerpo y
Sangre de toda la Divinidad. Mi Hijo se presenta allá, donde ellos, mis pastores, mis sacerdotes,
están diciendo la Santa Misa:
¡lo más grande, hijos míos! No os olvides de ir todos los días, si podéis, a la Comunión, a comer 
y a beber el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo. Tendréis Vida, tendréis Salvación, seréis, apóstoles de 
vuestro Dios, Mi Dios.
Predicad el Evangelio por todos los rincones que vayáis, no tengáis miedo. Si os rechazan seguid,
en otros lugares. Porque allí donde vayáis con la Palabra de mi Hijo, Él estará allí y escogerá y llevará
a muchas almas con las que vosotros estáis haciendo el apostolado.
Es momento de oración y de penitencia. No tengáis miedo. Mis hijos de la Luz no pueden tener miedo
porque mi Dios, vuestro Dios, y Yo, vuestra Madre, vencemos al dragón. Y si vosotros venís a nuestro lado, el dragón no entrará nunca en vuestros corazones. Pero, ¡eso sí!, tenéis que ser buenos, tenéis que ser santos, tenéis que
llevar a mi Hijo por bandera y a mi Corazón en vuestros corazones. Sois los apóstoles de estos momentos
tan difíciles que tiene el mundo. Por eso, hijos míos, ya veis: catástrofes, terremotos, maremotos, las aguas
que se llevan las casas, y tantas cosas que tenéis que ver. Pero no tengáis miedo, hijos de la Luz,porque 
Mi Dios, vuestro Dios, os tiene reservado unas Moradas para que vosotros viváis en paz y en amor.
No os olvidéis del pobre que está a vuestro lado y buscad vosotros mismos la pobreza, vivid la pobreza, 
en la pobreza está vuestro Dios, Mi Dios. En las cosas del mundo vanas, allí no está Mi Dios, vuestro Dios.
Educad a vuestros hijos con amor, habladles de mi Hijo y de Mí. Quiero que a esos niños pequeñosque
están hoy aquí y en tantos lugares del mundo, donde Yo estoy dando el Mensaje de Amor, los padres
le metan en sus corazones el amor de Dios. Eso es lo que vengo a deciros hoy: enseñad a vuestros hijos y 
a vosotros mismos a vivir el amor, para el Amor. Sed fieles, hijos míos, a la Voluntad de vuestro Dios y
haced todo cuanto Él quiere que hagáis. “Haz de mí un instrumento de paz, de amor, de sabiduría para
darlo a los demás. Que yo sepa ser baluarte de Tu Corazón Divino, que yo sepa ser Tu hijo. Que yo sepa,
de verdad, dar amor como mi Dios y Señor me lo da.
Hijos míos, os amo con todo Mi Corazón. Seguid siendo puentes para aquellos que van a venir a este lugar 
y a otros lugares santos, y recibid los con cariño y amor. No seáis críticos, no criticad, hijos míos. A mi 
Dios, vuestro Dios, no le gustan las críticas ni las murmuraciones.
Sed santos como vuestro Padre Dios es Santo. Buscad la humildad porque en la humildad está
el amor y lo demás no es nada. Cuidaos, porque Satanás, el dragón, se mete por los sentidos. Vosotros
siempre decid: “Dios mío, Te amo, creo en Ti, Te adoro. Señor, ven, ven a mi corazón y llévame Contigo,
porque Tú eres la Verdad y la Vida.”
Eso es, hijos míos, lo que tenéis que decir a vuestro Dios y Señor, Mi Dios y Señor.
Ahora, hijos míos, os doy la bendición. 
Vuestra Madre

Ntra. Madre en Monte Faro de Luz, Cáceres. España. 5 oct 2013