18 octubre 2013
C.L. / ReL
La historia sacerdotal de René-Sébastien Fournié comenzó
como seminarista en la Hermandad de San Pío X, luego en la Fraternidad de San
Pedro, y finalmente se ordenó sacerdote en 2007 en el Instituto del Buen
Pastor, una de las comunidades del entorno Ecclesia Dei y acogidas al motu
proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI que liberalizó la misa tradicional
para todo el clero.
Tras unos años de destino en Roma, el padre Fournié dejó el
Instituto del Buen Pastor en 2011 y fue acogido en la diócesis de Bayona, cuyo
titular, Marc Aillet, figura entre los más combativos del episcopado francés
contra la ley que considera matrimonio la unión entre personas del mismo sexo.
Un polideportivo andante...
Monseñor Aillet miró el currículum de su nuevo sacerdote y
se encontró un auténtico todoterreno, asiduo practicanete de esquí, esgrima y
surf. Así que el obispo pensó inmediatamente en los numerosos jóvenes que en
todas las épocas del año acuden a la costa vascofrancesa a cabalgar las
potentes olas cantábricas, y encomendó al padre Fournié que les evangelizara.
A sus 39 años, el cura aceptó el desafío, aun admitiendo que
es sólo "un principiante": "Pero practico esgrima desde que
tenía siete años y la posición de los pies sobre la tabla es la misma, eso me
ayudó".
Así que es frecuente verle en Biarritz enfundado en un traje
de neopreno al que ha añadido un alzacuellos, para que nadie se llame a engaño:
no es un "infiltrado" como Keanu Reeves en Le llaman Bodhi (1991),
sino más bien un maestro para la vida, cual Gerard Butler en Persiguiendo
Mavericks (2012).
...y un cura polivalente
Cuando no está a la caza de las ondas y compadreando y
evangelizando a sus camaradas, don René-Sébastien viste con sotana y fajín y
desempeña labores sacerdotales más comunes: es capellán y asistente del rector
de la catedral de Bayona, profesor de teología en el seminario diocesano, y
juez eclesiástico encargado de nulidades matrimoniales, pues durante sus años
en Roma se doctoró en Derecho Canónico y en Teología.
Seguidores en misa... y en la calle
La gran cuestión es si el apostolado del mar que realiza da
frutos o no. Y parece que los da y la curiosidad que suscita su persona es útil
para la evangelización, según confesaba este verano a Sud-Ouest: "El
diálogo comienza muy rápidamente, porque son personas con un profundo respeto
por la naturaleza y por las leyes de la naturaleza. ¡Y de la naturaleza se
remonta al Autor de la naturaleza!".
En algunos ha encontrado indiferencia, pero en ninguno
hostilidad. Y la sotana no es, desde luego, una barrera, al revés: "Es un
signo visible que me permite emprender conversaciones muy ricas con gentes que
no van a la iglesia. Es todo lo contrario de un obstáculo. En Roma, donde he
vivido seis años, se lleva cada vez más".
El resultado es que "varios ha venido ya a misa a la
catedral e incluso me han pedido que se la diga". Y diez surfistas
estuvieron con él durante las manifestaciones contra la ley Taubira (que
extiende el matrimonio a personas del mismo sexo), tanto en Bayona como en
París.
Así que, mientras siga logrando que algunos de sus
compañeros se conviertan a la fe o la intensifiquen si la tenían algo dormida,
todo apunta a que el padre Fournié continuará buscando esa Gran Ola con la que
sueñan todos los surfistas. Quienes estén con él ese día tienen al menos
asegurada una bendición antes de enfrentarse a ella.