*Cómo te ayuda tu ángel custodio

Podemos enumerar, con el P. Royo Marín, O.P., algunos de los innumerables beneficios de orden espiritual y corporal que los ángeles de la guarda derraman sobre sus custodiados:

* Nos libran y nos defienden constantemente de multitud de males y peligros, tanto del alma como del cuerpo.
* Contienen a los demonios para que no nos hagan todo el daño que quisieran, sino sólo el que Dios permite para mayor bien nuestro.
* Excitan en nuestras almas pensamientos santos y consejos buenos.
* Ofrecen a Dios nuestras oraciones e imploran su auxilio sobre nosotros.
* Iluminan nuestro entendimiento proponiéndole las verdades de modo más fácil a través de la imaginación y de los sentidos internos.
* Nos asisten de una manera particularísima a la hora de la muerte.
* Nos consuelan en el Purgatorio y nos acompañan eternamente en el Cielo como ángeles correinantes.

Como al resto de los ángeles buenos y a los santos, a los ángeles custodios o de la guarda se les debe culto de “dulía”, es decir, de veneración. Y además, en esta vida, como exhorta San Bernardo: “haced de los ángeles de Dios vuestros amigos familiares; frecuentad su sociedad mediante el recuerdo constante y la oración ferviente, pues ellos están siempre junto a vosotros para consolaros y protegeros” . 

“Caminad con circunspección, recordando que los ángeles de Dios os acompañan en todos vuestros caminos, como el Señor les ha ordenado. En todo lugar, público o privado, mostrad respeto por vuestro ángel. ¿No es cierto que no os atreveríais a hacer en su presencia lo que no temeríais hacer en la mía?” Pero nuestra gratitud no la debemos sólo hacia Dios, que nos da los ángeles, sino hacia éstos mismos, “que con tanta caridad obedecen el divino mandato y nos ayudan en un apuro tan grande. […] Devolvámosles amor por amor. Honrémosles todo lo que podamos”, aunque dirigiendo siempre nuestra reverencia y nuestro amor finalmente hacia Dios.

Catolicidad