*Levantar una maldición

El Padre Jorge Córdova cuenta un caso que le sucedió a él en su parroquia de Quito (Ecuador). 

Un día llegó un hombre de unos 65 años y le dijo: Padre, mi vida es un desastre, un desastre total. A mí siempre me han salido las cosas mal. Mi matrimonio es un caos, tengo una hija prostituta, otro drogadicto, dos son borrachos y otro que no sé dónde está.  Cuando era pequeño, rompía las cosas y mis padres
siempre me reprendían a mí… En la escuela, mis compañeros ni siquiera se querían poner a mi lado, porque también decían que les daba mala suerte… En mi matrimonio no ha existido un día en que no haya batallado con mi esposa, insultándonos… Todo ha sido un desastre. Ahora mismo estoy sin trabajo y no sé qué hacer. Siempre tengo problemas con mis jefes…


Por una luz de Dios llegamos a la raíz de todo. Fue, cuando él era un niño de ocho años, estaba en casa y rompió un jarrón muy grande. Su mamá lo maldijo, diciéndole: “Maldito seas. Ojalá te vaya todo mal para que sufras como yo”. A partir de ese día empezó todo.
Hice venir a su madre y le aclaré que ella era la culpable de todo. Así que le dije: “Vamos a levantar esa maldición y lo vas a bendecir”. Nos fuimos con él al sagrario. Se puso de rodillas ante el Santísimo y le dije a su mamá que, con sus propias palabras, levantara esa maldición delante del Señor y bendijera a su hijo. Ella empezó a decir:


“Señor, yo te pido perdón y, en este instante, yo levanto esta maldición y bendigo con todo mi corazón a mi hijo, lo bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
En ese instante, el hombre de 65 años comenzó a llorar como un niño, mientras sus padres seguían orando por él. Fue una hora y quince minutos de llanto y bendición. Se abrazó con sus padres y su vida cambió para gloria de Dios