*Los escalones de la defección



V: Nosotros tenemos un juego fácil cuando alguien no ha seguido correcta y perfectamente el camino de Cristo, el camino de la pobreza y de la virtud, el camino de la oración, de la cruz, de la renuncia y del sacrificio. Si solamente deja de hacer uno de ellos o lo descuida, intentamos cogerlo por esta parte débil. Aunque no sea nada más que un hilo de su vestido, ya eso es un hilo, y con el tiempo podemos envenenar todo su traje (se queja). ¡No quiero hablar más, no quiero hablar más!

Exorcista: ¡Dinos la verdad, Verdi Garandieu, en honor de Dios, sobre tu vida, sobre la vida del sacerdote cómo debe ser! ¡Di la verdad en honor de Dios! ¡En nombre de...!

V: La situación de mi sacerdocio fue la siguiente: Desde luego yo creía entonces tener la vocación. Tenía la intención de ser un buen sacerdote. Pero hay que tener en cuenta que un sacerdote se encuentra en mayor peligro que un laico de ser seducido por los de ahí abajo (los del infierno). Desde luego, los laicos también están en peligro, sobre todo si se trata de las más privilegiadas o se trata de personas que ocupan un cargo importante. Pero como el sacerdote tiene una consagración muy alta, y por lo tanto nos puede dañar enormemente a los de ahí abajo (señala hacia abajo), le atacamos con mayores fuerzas. 

Eso también me sucedió a mí (con una voz penosa y desesperada).