*Jesús: La señal del sacerdote es su vestidura




Mensaje 6 enero 96. PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)

EL SEÑOR:

Hija mía, los hombres han olvidado que soy el Creador. Yo deseo que todos los hombres vivan en paz. Es mi deseo, hijos míos, que todos los hombres vivan mi palabra. ¡Ay, pastores de mi Iglesia, predicad mi palabra como os la he enseñado! Yo os di la sabiduría y os sigo dando para que entendáis mis escrituras, las viváis y las prediquéis a los hombres tal como están escritas, hijos míos. El mayor presente que podéis hacer a mi Corazón es el de apartaros del pecado; venid a Mí, que Yo os perdonaré todas vuestras culpas. Quiero que todos gocéis de la vida eterna.

Hijos míos, muchos pastores se dejan infiltrar el Enemigo y en sus necios conocimientos confunden la palabra de Dios, que es la verdad, en mentira. Hijos míos, predicad el Evangelio pero no lo desfiguréis. Los hombres, muchos de ellos, están confusos. Muchos de vosotros, hijos míos, pastores de mi Iglesia, amáis a la creatura pero no amáis a su Creador.

¡Ay, pastores santos, os pido a vosotros que seáis fuertes y valientes y prediquéis la palabra de Dios, pues en la Iglesia hay mucho trabajo, hijos míos, y pocos que quieran trabajar para ella! Sed obedientes a la Roca y a aquél que tiene las llaves de la Iglesia, al representante de Cristo, y seguid el camino santo que vivís y practicáis, hijos míos. No os dejéis engañar por aquellos otros pastores tibios que desfiguran mi Evangelio y no trabajan para la Iglesia, pero se sirven de la Iglesia. Los pastores tienen que trabajar para su grey. Hijos míos, no seáis asalariados, ni trabajadores del mundo, trabajad para la Iglesia y en la Iglesia. ¡Hay tanta necesidad de predicar la palabra de Dios, de predicar un Dios misericordioso, justo, que el último día juzgará a los hombres según sus obras y según para la empresa que hayan trabajado! 

 Hijos míos, trabajad para mi empresa que hay muchas almas que tienen ansia de Dios, hijos míos, pero tienen un desconocimiento muy grande de Él, hijos míos.

¿Hasta cuándo todo un Creador, Creador de todo, de cielos y tierra tiene que estar avisando a sus creaturas? Yo pido, hijos míos, que cumpláis las leyes y las enseñéis a los hombres, y el mundo irá mejorando, hijos míos. No veis la corrupción que hay en el mundo, porque el hombre está sin Dios; y vosotros, donde veis que hay fruto no lo recogéis hijos míos.

(...)AMPARO:El Señor hace ver a Luz Amparo, en imágenes horribles, la situación actual del mundo)
¡0h!... ¡Ay, qué horror!...
EL SEÑOR:
Sí, hija mia, así está el mundo.
AMPARO:
¡Ay, cómo triunfa el pecado!.


EL SENOR:
Satanás, hija mía, se aprovecha de las almas y más de las almas queridas por mi Corazón; se infiltra en muchos conventos; se filtra para que los hombres se contagien unos a otros, y el mundo está en manos de Satanás. Sed valientes, hijos míos, amad a la iglesia de Cristo. Amad los Mandamientos y cumplidlos. No os avergoncéis de Dios. Sacerdotes míos queridos, tan amados por mi Corazón.

Sed valientes y predicad la palabra segun esta escrita, Y vosotros, aquellos que os avergonzáis de Dios y del distintivo de vuestro sacerdocio, hijos míos, ¡ay!, por esa confusión que estáis sembrando en la tierra, hijos míos, no seréis revestidos de la vestidura santa, porque os habéis querido quitar esa vestidura tan bella, hijos míos, que os distingue, que os protege de tantos y tantos pecados. Lo mismo que la señal del cristiano es la Santa Cruz, la señal del sacerdote es la vestidura, hijos míos; ¿cómo la habéis arrinconado? Teméis perder la vida; no temáis a los que os pueden quitar la vida, temed a perder el alma, hijos míos. Mira, hija mía, cuántas almas, privilegiadas por mi Corazón, fieles a Él, están en un lugar disfrutando de la presencia divina del Dios increado.