*Teresa de Calcuta creía en Medjugorje

      La visita de Mark Miravalle a Medjugorje nos alegró mucho. Mark es diácono permanente en los Estados Unidos y profesor de teología en la universidad franciscana de Steubenville, padre de 8 niños y un gran apóstol mariano. Durante los intercambios que tuvimos, nos contó un episodio interesante de sus encuentros con la Madre Teresa, y me ha autorizado a compartirlo aquí, ya que está relacionado con Medjugorje.

El 14 de agosto de 1994, Mark se encontraba en Calcuta, invitado por la Madre Teresa, para dar algunas conferencias sobre la Virgen María como corredentora, medianera y abogada a seis grupos diferentes de Misioneros de la Caridad. A su llegada, la Madre Teresa lo acogió con alegría y antes de la conferencia, se sentaron algunos minutos para conversar amigablemente. Un calendario colgado en la pared que Mark tenía enfrente le llamó su atención. En efecto resaltaba en él la imagen de la Virgen de Medjugorje. Después de algunos minutos de animada charla sobre la Virgen con la Madre Teresa, Mark le señaló el almanaque y le preguntó: ¿Madre, cree en las apariciones de Medjugorje?

Como respuesta se llevó el dedo a los labios, como significando: ¡Shh! ¡Que quede entre nosotros! Luego le dijo a Mark: “¡Le he pedido a Nuestra Señora de Medjugorje que venga a nuestro primer hogar para los agonizantes en Calcuta, y lo ha hecho!” Mark no se atrevió a indagar más al respecto con ella, aunque deseaba intensamente preguntarle: “¿Cómo vino? ¿Por medio de una aparición? ¿De una curación? Prefirió ser discreto y la Madre Teresa le sonrió apaciblemente. Mark nunca supo cómo la Gospa se había manifestado ante los agonizantes de Calcuta.

A través de otros testimonios sabemos que la Madre Teresa seguía muy de cerca los acontecimientos de Medjugorje y que creía en ellos. Tuvo encuentros personales con el padre Slavko Barbaric. Deseaba mucho venir en peregrinación, pero sabía del impacto mediático del más mínimo de sus movimientos y de la facilidad con que los fieles tomarían su iniciativa como un “hecho de Iglesia”. Por ello no quiso adelantarse al Papa Juan Pablo II y eligió no ir allí antes de que él lo hiciera por discreción. Notemos que ella estaba en todo su derecho para hacerlo, como lo había declarado un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe en mayo de 1998: “están permitidas las peregrinaciones privadas a Medjugorje”