10/4/2001. Mensajes de María a Marga:
¡Oh, el mundo del
sentimiento, hija mía!, cómo está revuelto en ti y en todos. En la
mayoría de vosotros, hijos ¡qué pocos son los que se rigen por su propia
voluntad!, ¡cuántos los que se dejan llevar por el sentimiento!.
Mira, hija mía, que el
sentimiento no es nada a mis Ojos, tiene muy poco valor. El sentimiento
de euforia o desencanto que hoy es y mañana pasa, no es nada, no dice
nada de vosotros. Lo que quiero son las obras serias de la voluntad.
No os fiéis de ellos,
los sentimientos dominan al hombre, pero a veces, y sobre todo hoy en
día, son tan veletas, que le hacen actuar por el camino equivocado y dar
bandazos retrocediendo en lo que un día avanzaron.
El demonio lo sabe y os
presenta sentimientos negativos, actúa en el campo de vuestros
sentimientos porque sabe que está descuidado, que no lo cercasteis con
una valla, favoreciendo la ocupación de todos vuestros enemigos: el
mundo, el demonio y la carne. Estos, han acampado en terreno bien
preparado y nadie se lo ha impedido y en este punto, están haciendo
estragos en vosotros.
Os fiáis demasiado de
ellos, os fiáis de ellos ¿y no os fiáis de Dios?, ¡oh insensatos! Son
ellos los que rigen vuestra vida ¿y no dejáis que la rija Dios? Es una
barbaridad, tamaña insensatez que os acarreará mil y un disgusto, y lo
que es más, es terreno peligroso para resbalarse hacia la condenación.
Hijos, pequeños,
parecéis niños de pecho que ahora lloran ahora ríen dependiendo de su
bienestar o malestar de ese momento, niños que no saben dominarse y
pensar qué es lo que más les conviene, qué deben hacer, y se dejan
llevar de los apetitos. ¡Qué pena de ejército!
¿Qué hacéis ahí
llorando por vuestros propios problemas insignificantes y no lloráis por
vuestros pecados y los de vuestro pueblo, y no os ponéis manos a la
obra para impedir el pecado, y no os fijáis que quien llora es Dios y no
encuentra consuelo?