*La Virgen nos enseña a tener paciencia


En Medjugorje, una persona que vive bellamente los mensajes es Vicka. He aquí un testimonio que Sor Emmanuel me contó hace mucho tiempo y que me permite contarles hoy:

³Una mañana, tenía una cita con Vicka a las 8:00 AM para un asunto importante. Cuando llegué a su patio, vi a un grupo grande de peregrinos polacos. Vicka me hizo gestos, indicándome que apenas terminara de hablar con ellos me atendería. Así que comencé a orar mientras esperaba, tratando de apartar de mi mente el montón de trabajo que me esperaba en casa. El problema fue que la atención de Vicka a los peregrinos no terminaba. Pasaron veinte, cincuenta, setenta minutos. Cada vez que Vicka terminaba de bendecir a dos personas, otro grupo pequeño se acercaba. En una palabra, me impacienté y me levanté para irme.

"Pero  la Virgen me detuvo y fue como si me hablara al corazón. De hecho, no tuve una visión ni tampoco una locución interior. Más bien fue como una clara inspiración que puedo transmitir así: 'Quédate y observa a mi sierva. Ella actúa como a mí me gusta. Pone su corazón en todo lo que hace. ¡Mira! Mira con cuánta alegría y amor acoge a cada persona que se le acerca. Observa su paciencia. Ella se comporta como Yo le he enseñado a hacerlo. ¡Sigue tú su ejempo!"

"En un instante mi impaciencia desapareció y comencé a observar toda la escena con los ojos del corazón, reverentemente. Estaba extasiada contemplando el cuidado amoroso que impartió a cada persona con la que oró. Al fin, mi turno llegó. Salí de ahí habiendo recibido un mejor entendimiento de la auténtica gracia de Medjugorje y de cuánto necesitamos ser sanados, sanados incluso de nuestro sentido humano de la eficiencia, a fin de poder dar frutos divinos, frutos perdurables."

Vicka ha asumido lo que la Virgen le ha enseñado. También nosotros podemos hacerlo, si comenzamos a vivir sus mensajes. ¡El mundo depende de nosotros!