*¿Qué habéis hecho con vuestros hijos?


Hijitos Míos, se os dio el don del Discernimiento, para que vosotros pudierais escoger entre el Bien y el mal. Tenéis libre albedrío en el cual, es vuestra persona la que escoge qué camino seguir. Vosotros estáis rodeados del mal, pero tenéis de vuestra parte, todas las Enseñanzas de Mi Hijo y ahí podéis tomarlas para vivir en el bien.
Con vuestro libre albedrío, o ganáis verdaderamente el Reino de los Cielos, o lo perdéis y, al perderlo, os ganáis vuestra condenación eterna.

Esa libertad que Yo os concedí, Mis pequeños, es para que no tuvierais después el pretexto de decirMe que Yo os había obligado, de alguna forma, a cometer el mal que os condenará.

Vosotros lucháis conscientemente para ganaros el Reino de lo Cielos, o sea, vuestro premio, por haber tratado de vivir en el bien y haber luchado duramente, a lo largo de vuestra existencia, para erradicar el mal que podéis llevar adentro, en vuestro corazón, pero ayudado por Mí, por vuestro Dios.

Yo os ayudo con armas espirituales a erradicar el mal que lleváis dentro. Si vosotros le hacéis caso a Mi Santo Espíritu, que es vuestra conciencia, y os dejáis llevar por el bien que se os muestra, estad seguros de que iréis por buen camino y que podréis gozar eternamente Conmigo, en el Reino de los Cielos. Pero si, también, voluntariamente, con conocimiento de causa, vosotros, dejáis entrar en vuestro interior el mal, lo acumuláis, lo deseáis y lucháis por él, no podréis entrar en el Reino de los Cielos, porque no podéis trabajar para dos amos, o trabajáis para Mí, para el Bien, o trabajáis para satanás para producir el mal.
Si escogéis el mal, sabréis que estaréis condenados vosotros y, lo peor de todo, es que con vuestro ejemplo y consejos, posiblemente afectaréis a otras almas que también se condenarán y, así, vuestro castigo será mayor, por el que recibirán las almas a las que dañasteis y llevasteis a la muerte eterna. Sufriréis por vuestros propios pecados y sufriréis por el mal que les hicisteis a vuestros hermanos.

Esto debéis meditarlo muy bien, Mis pequeños, porque del mal que vosotros provoquéis a vuestros hermanos, con vuestros malos actos, palabras o ejemplos, sufriréis mucho más que otras almas, que solamente hicieron el mal para ellos y no lo mostraron a los demás.

Orad por aquellos hermanos vuestros que están viviendo así, mostrando al mundo el mal que se puede hacer, comportándose ante el mundo con el mal que Yo no quiero que vosotros viváis, rechazando todo Mi Bien, todo Mi Amor, todas Mis Enseñanzas y solamente actuando como vosotros mismos habéis escogido, que muchas veces, es el mal el que os guía y con el que actuáis.

No os imagináis, Mis pequeños, las almas tan desgraciadas que llegan a Mí, al final de su tiempo. Son tan feas, tan sucias, nauseabundas ante Mis Ojos y, éstas almas, quizá, hasta presumían de tantas cosas en la Tierra que atesoraron muchos bienes y con ellos, prefirieron hacer el mal que ganarse Mi gratitud, en vez de haber sido almas buenas, que jalaran a muchas otras almas a su conversión y salvación.
Por eso, primeramente vosotros, padres de familia, cuando Yo os concedo un hijo, os doy esa almita, para que la llenéis de cosas buenas, para que la engrandezcáis ante Mis Ojos, para que la enseñéis a vivir en el Mundo, pero que no se vuelva una del Mundo, para que pueda producir amor y ayuda y se vuelva un ejemplo de vida.

Cuando les enseñáis bien a vuestros hijos, muchos bienes derramo sobre vosotros en el mundo y muchos más en el Reino de los Cielos. Pero ¡ay! de aquellos padres que no les enseñaron a sus hijos a amarMe, a respetarMe, a vivir Mi Amor, éstos padres, que no se pueden llamar así, recibirán grandes castigos, porque echaron a perder una almita, que, ciertamente, iré acompañándola a lo largo de su existencia, para que regrese a Mí y se arrepienta de su mala vida, mala vida que aprendieron de sus mismos padres, pero si se condena ésa alma, ¡pobres de sus progenitores!, sus sufrimientos aumentarán en el lugar del castigo, porque se les dio un alma, que es un gran compromiso, y la destruyeron en lugar de llenarla de Mi Vida, de llenarla de Mi Amor, ¡pobres de aquellos que destruyeron ésa vida espiritual con la que pudieron haber hecho tantas cosas, pero que prefirió el mal y con ése mal, siguió destruyendo a otras almas!

Con esto os quiero decir, Mis pequeños, que vosotros sois parte de una cadena, sois eslabones, estáis uniendo a varios otros eslabones a una cadena de Amor, u os habéis apartado del bien y estáis uniéndoos a una cadena de mal y uniendo a otras tantas almas a vivir en el mal.
Yo os ayudo, Mis pequeños, a que recapacitéis de vuestra vida, de vuestros actos, de lo que hacéis y que, muchas veces, ni os detenéis a meditar ¿Qué habéis hecho con vuestros hijos? ¿Son hombres de bien y están Conmigo y Me traen a muchas almas? ¿O son personas de mal que están destruyendo a muchas almas, y se van a condenar, igual que ellos, pero que mucho castigo también recibirán, porque Me quitaron almas y se las regalaron a satanás?
Meditad esto, Mis pequeños. Gracias, Mis pequeños.