*Te mando rezar el Rosario

República Checa, 1 de Junio de 1958 (centenario de las apariciones de la Virgen en Lourdes) era el Domingo de la Santísima Trinidad. En cumplimiento de su oficio de guardabosques, subió el Sr. Matus (Matías) Lasuta a la montaña cubierta de pinos. Llegando arriba saludó una imagen de la Virgen adornándola con flores. De repente desaparecen ante sus ojos los árboles. En su lugar ve un jardín hermosísimo lleno de rosas maravillosas. Una luz admirable brilla como si naciera el sol. En la luz aparece encima de la rosa más bella una mujer de una hermosura celestial, vestida como e Lourdes, los pies cubiertos de rosas. Parece una joven de 17 o 18 años. Matías sabe al instante quien es la señora. 
Matus Lasuta
Ella le mira seria y bondadosamente le entrega un Rosario, que cuelga de su brazo izquierdo, diciéndole: “Te mando rezar el Rosario”.
(...) 

Sobre las catástrofes que van a venir manifestó el vidente lo siguiente: 

1.) El aviso: “Señores, es la última hora, de volver a Dios. Repetidas veces Dios nos ha  mandado guardar sus mandamientos y amenazado a los desobedientes. Si los hombres se convierten, Dios les perdonará por la intercesión de la Virgen María. Pero no se ve nada de una conversión, al contrario. Los hombres se burlan de Dios cada vez más y no observan sus mandamientos. Por lo cual está acercándose el tiempo del castigo, ya está listo. Todavía podríamos detener la ira de Dios con el rezo de Rosario, la penitencia y la auténtica conversión de los pecadores. Desde el cielo viene la advertencia salvadora para los que quieren dejarse salvar

2.) El vidente anuncia las señales que precederán la catástrofe: “El sol dejará de dar su calor. Vendrán veranos fríos e infructuosos, horribles inundaciones, terremotos, catástrofes múltiples. En este tiempo estamos viviendo hoy.

3.) La catástrofe final durará tres días. Sobrevendrá una gran oscuridad sobre la tierra. Empezará con noches heladas. Los ratos caerán sin interrupción. Las montañas se bambolearán. Casas e iglesias se caerán. Horribles olas de mar inundarán las costas de la tierra. Los incendios se propagarán. El aire estará lleno de fantasmas, que asustarán a los hombres. Son bultos diabólicos, la personificación de los pecados y vicios. Los ateos, los malos gritarán desesperadamente blasfemando a Dios y desaparecerán de la tierra. Dos terceras partes de la humanidad serán aniquiladas. Los fieles recibirán sobre la frente la señal de cristo, la cruz. Todos los hijos de la Virgen la verán y con ésta reconocerán a los elegidos. Los malos no verán esta señal y se separarán de los demás. Los señalados serán instruidos por la Virgen o sus ángeles a lo que deben hacer.


La gran  catástrofe será anunciada al mundo con anticipación. EL papa encargará a los sacerdotes que den la absolución sacramental general a las masas y que lleven consigo el óleo de los enfermos, porque habrá una mortandad en masa. El que diariamente invoca a la virgen con jaculatorias, no morirá sin sacramentos. Cuando comience la catástrofe, y empiece a retumbar el trueno, entonces cerrad ventanas y puertas, bendecid vuestras casas con la señal de la Santa Cruz y haced un acto de contrición. 

Mientras que tiembla la tierra, no miréis afuera, pues la ira de Dios es santa. EL que no haga caso de este consejo, morirá al instante. Rogad en estos momentos a la Inmaculada que os proteja”.
Advertencia final de la Virgen
“Amadme cada día más. Cuanto mas grande sea vuestro amor a Dios y a mí, más valientes y perseverantes seréis en los días de angustia. Anunciad todo esto a los que quieran oírlo. Los que propaguen mis palabras o perecerán sino que estarán en gracia de Dios.” El árbol se conoce por sus frutos. – (Mat. 12, 33)

Cuando regresó Matías Lasuta llega a casa la tarde del 1 de Junio de 1958 era otro hombre. Antes era un católico de costumbre, que iba a misa os Domingos, se confesaba una vez al año y cumplía sus deberes con su familia y en el trabajo. Desde aquella hora lo miraba todo de distinta manera.
Comprendió que no era tal cual Dios lo quería. Dios no era el centro de su vida. Vivía con unas personas en cierto rencor, no rezaba el Rosario, poco frecuentaba los sacramentos. Matías estaba decidido a cambiar de vida. El mismo día comenzó a rezar el Rosario con sumo recogimiento. En las mismas vísperas iba a reconciliarse con las familias enemistadas, pidiendo a todos perdón. El día siguiente fue a misa, se confesó y comulgó. En adelante participaba todos los días en la Santa Misa y comulgaba sin respeto humano alguno. Matías Lasta dio verdaderamente ejemplo a todo el mundo de cómo todos debían convertirse y hacerse cristianos auténticos y obedecer las órdenes de la madre y Reina Celestial en la vida, si quieren que no sucedan las cosas terribles anunciadas y que el mundo reciba la paz verdadera. 
El 8 de Septiembre de 1958 por primera vez subían 1000 personas al monte de las apariciones guiados por el vidente. Él les habló sobre su misión y el motivo de las apariciones: caerá una catástrofe terrible sobre el mundo, si no hace penitencia. Les habló de lo que pedía la Virgen para poder evitar el castigo. Les habló de la hermosura y bondad de la madre celestial con tal entusiasmo que todos conocían la fuerza de Dios en el vidente. Desde aquel día acudía cada vez más gente, a fin de oírlo y rezar con él.
Un día anunció: 

- “La madre de Dios es la señora. Yo no soy en sus manos sino una figura de ajedrez. Ella hace conmigo lo que quiere. Su orden es:

-Rezad el Rosario por la conversión de los pecadores.
-Haced penitencia por la salvación del mundo.
-Dad a conocer la aparición en todo el mundo.


Mi tarea ha terminado. En tres días me despido de vosotros”. 
De veras, tres días más tarde los comunistas lo metieron en la cárcel y lo condenaron a dos años de arresto en un manicomio en medio de los dementes más indomables. Cuando empezaban a rabiar, él hacia la señal de la Cruz sobre ellos. Entonces se sentaban en torno a él y a veces hasta rezaban el Rosario con él.
Matías aguantó este martirio resignado en la voluntad de Dios con paciencia, en testimonio de que decía la verdad y en señal de su fidelidad a la Madre Celestial.
Muchas veces intentaron los jueces llevarle a confesar que no había visto a la Virgen. En una ocasión les contestó: 
- “Id al monte y decid a una encina: Encina, di que eres pino”. ¿Acaso la encina dejará de ser encina?  Y si la amenazáis diciendo: Si tu no dices que eres pino, vamos a cortarte! ¿Acaso la encina no será encina? Vosotros podéis partir la encina en mil pedazos, la madera será siempre madera de encina. Del mismo modo podéis despedazarme, sin embargo seguiré afirmando que he visto a la Virgen. Y si me desterráis a la extrema Siberia o me metéis en las minas más profundas, ella me acompañará. Nunca jamás me abandonará, si no me separo yo mismo de ella. Más yo siempre le seré fiel.

La fuente milagrosa
La Virgen mandó a cavar en el lugar de la aparición. A 60 centímetros de profundidad salió una pequeña fuente, la cual sigue brotando hasta en el invierno más crudo. No se congela ni a una temperatura de 15 grados bajo cero. Como en Lourdes, esta fuente ha curado a muchos enfermos: Contamos un caso bien confirmado.
Una religiosa Vicentina se enfermó gravemente de Tuberculosis. Las radiografías mostraban grandes daños en ambos pulmones. Según el médico una operación era indispensable. Ya quedó fijado el día de la intervención quirúrgica. El día anterior llegó el hermano de la religiosa de visita. Esta le rogó insistentemente:

“Llévame hoy a Turzovka”. 
El hermano pidió permiso de un día para ella, pero tenía que prometer que la llevaría el mismo día al sanatorio. Así viajaron ambos al lugar de la aparición. A pesar de su grave estado de Tuberculosis, subió la hermana al monte, bebió el agua y quedó curada. Al presentarse al otro día al médico, le pidió a él una nueva radiografía. 
- “Esto no hace falta. Ya tengo diez o doce fotos de usted, de modo que sé muy bien donde están los focos”. “Doctor, hágame el favor de hacerme una nueva radiografía, porque me siento completamente sana”. 
El médico lo hizo. Resultado: curación perfecta. 
- “¿Qué ha hecho usted?, su pulmón está perfectamente bien!” 
- “Estuve en Turzovka y allí tomé agua”. 
- “Esto no lo comprendo. Es un milagro, cosa inexplicable. Vaya a casa, pero no diga a nadie que he dicho esto!”
Las señales milagrosas en el sol

En las grandes fiestas del Señor y de la Virgen ocurrió muchas veces que el sol empezó a girar en distintas direcciones. Todo el lugar de la aparición quedó inundado de una luz misteriosa en varios colores que iban cambiando continuamente, Esta luz corriente causa inefable gozo en las almas. Poseemos una foto en colores que tomó un ingeniero checo el 5 de Junio de 1966 entre las 12:00 y 13:00 P.M. La foto muestra el sol de luz rojiza, del cual salen rayos en forma de cruz. En otra ocasión apareció en el sol un reloj, el que indicaba 5 minutos para las 12. Lo mismo se pudo observar  el 15 de agosto de 1967.
Escribe un testigo ocular:

“Estuve en Turzovka del 14 al 16 de Agosto. Estoy emocionada a la visita de la piedad de ,os peregrinos allí arriba, y especialmente por el milagro del sol. El cielo estaba cubierto de nubes. A las 12 salió el sol brillante. De repente se convirtió en un disco verde-azul, el que iba acercándose cada vez más. Se formó un anillo en torno del sol. Entonces parecía como si empezara a incendiarse todo el mundo. Por las ramas de los árboles todo brillaba de una luz roja. Pensaba primero en una aurora boreal. Pero con velo negro. Primero me parecía una religiosa. Otras personas vieron un reloj, que indicaba pocos minutos para las 12. En otra ocasión muchas personas vieron en el sol un reloj cuyas manecillas se movieron a gran velocidad como si quisiera anunciar: “¡Apúrense! Les queda poco tiempo”.
Un ingeniero incrédulo, al ver este espectáculo se convirtió y llevó después toda su familia al monte de la aparición.