T. Kempis
1. Bienaventurado
el que conoce lo que es amar a Jesús, y despreciarse a sí mismo por
Jesús. Conviene dejar un amado por otro amado, porque Jesús quiere ser
amado sobre todas las cosas. El amor de la criatura es engañoso y
mudable, el amor de Jesús es fiel y durable. El que se llega a la
criatura, caerá con lo caedizo; el que abraza a Jesús, afirmará en El
para siempre. Ama a Jesús y tenle por amigo, que aunque todos te
desamparen, El no te desamparará ni te dejará perecer en el fin. De
todos has de ser desamparado alguna vez, ora quieras o no.
2. Ten fuertemente
con Jesús viviendo y muriendo, y encomiéndate a su fidelidad, que El
solo te puede ayudar, cuando todos te faltaren. Tu amado es de tal
condición, que no quiere consigo admitir a otro, mas El solo quiere
tener tu corazón y como rey sentarse en su propia silla. Si tú supieses
bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo.
Hallarás casi todo perdido cuanto pusieres en los hombres, fuera de
Jesús.No confíes ni estribes sobre la caña vacía; porque toda carne es
heno, y toda su gloria caerá como flor de heno.
3. Si mirases
solamente la apariencia de fuera de los hombres, presto serás engañado.
Porque si te buscas tu descanso y ganancias en otros, muchas veces
sentirás daño: si en todo buscas a Jesús, hallarás de verdad a Jesús:
mas si te buscas a ti mismo, también te hallarás, pero para tu daño.
Pues más se daña el hombre a sí mismo, si no busca a Jesús, que todo el
mundo y todos sus enemigos le pueden dañar .