Este trabajo tiene un interés extraordinario por su actualidad. La primera edición
fue sacada a la luz en Julio de 1973. Por su gravedad y trascendencia
merece la atención de todos y, en particular, de la Jerarquía
Eclesiástica. ¡Más que nunca es necesario encomendarnos al Arcángel San
Miguel para que desbarate este diabólico plan!
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Alguien dejó olvidado en mi oficina médica un sobre grande,
cerrado. Después de dos meses nadie lo reclamó. Lo abrí para averiguar
la identidad de su dueño. ¡Lo que encontré fue una gran sorpresa! El
Masterplan para destruir la Iglesia. Nadie firmaba, no se daba ninguna
dirección, nada más que un plan riguroso para destruir la Iglesia de Cristo.
Se dice que hay más de 1300 comunistas que se han hecho sacerdotes
católicos para destruir la Iglesia de Cristo por dentro, para horadarla
desde sus entrañas. Yo no sé si es cierto, pero lo que sí es cierto es
que el “Masterplan” es una obra maestra de increíble audacia que, si
llega a funcionar, puede resquebrajar desde sus cimientos a la Iglesia
Católica.
Según el Masterplan, la Iglesia debe
estar “arruinada” para el año 1980. Me he animado a publicarlo porque
estoy seguro que ayudará a abrir los ojos a muchos sacerdotes y buenos
cristianos antes de que sea demasiado tarde. ¡Alerta amigo! Alguien
trabajará muy contra la Iglesia. ¡Abre tus ojos! No duermas que el
diablo está despierto. El “Masterplan” parece algo perfecto.
Hecho el plan, lo segundo es cómo llevarlo a cabo paso a paso y lo tercero quién lo va a realizar.
Capítulo III: El Amor, el amor al prójimo… sin amor a Dios
Por supuesto es el fin del Masterplan.
Pero muchos años antes hay que empezar con cosas pequeñas, más simples.
Es un plan que dura 25 años, hay que tener paciencia, constancia y,
sobre todo, conseguir la colaboración de los Obispos, los Sacerdotes y
los buenos católicos. Siempre en el nombre del “amor”, de la “caridad”.
Aunque esta palabra “caridad” también sobra, porque habla del prójimo,
pero está ligada también con el amor a Dios, a Cristo, y con el amor a
la Virgen y a los Santos. Así es que nada de “caridad”, sólo “amor”.
Será muy fácil sustituir una palabra por otra, porque dicen lo mismo, y
además, amor es más moderna, más inteligible al pueblo y puede unir más a
todos. Quizás ahora, querido amigo, no se percate de la trascendencia
incalculable de este plan. Estoy seguro que según vaya conociendo los
detalles se dará cuenta de que es sencillamente diabólico, que conduce a
destronar a Cristo y a la destrucción de la Iglesia de Cristo, es
definitiva, porque el amor al prójimo no puede existir sin la base
esencial del amor a Dios, como muy bien reconoce el Masterplan.
El Masterplan dice que también sobra la
palabra “piedad”, que hay que sustituirla por la palabra “comprensión”,
que dice lo mismo en relación a los hombres, con los hermanos, pero que
no conlleva el significado de unión con Dios, con Cristo, con la Virgen,
etc. Será fácil: hay que insistir en que eso de “piedad” suena beato, a
gente hipócrita, a gente sin carácter; hay que decir que “piedad” suena
a vieja que no tiene nada que hacer y que va a pasar el tiempo en la
Iglesia.
La esencia del Masterplan es
increíblemente sencilla. Consiste en implantar el amor y adoración al
hombre y quitar el amor y adoración a Dios. El Masterplan razona así:
una vez que haya desaparecido el amor a Dios, los hombres no se pueden
amar, sino se odiarán. Así es que la meta consiste en modificar el
primer mandamiento de la Ley de Dios que dice “amar a Dios sobre todas
las cosas, con todo tu corazón y con toda el alma y con toda tu mente”.
El plan es muy atrayente porque se hace todo en nombre de una gran
causa: “del amor al prójimo”. Y con este lema, nada menos que en nombre
del “amor” se consigue fácilmente la colaboración sincera de buenos
católicos, de Sacerdotes y de Obispos, para tratar de terminar con el
amor a Dios, con el amor a la fuente de todo amor. En nombre del amor se
trata de conseguir el odio a la esencia del amor a Dios.