*Sanaciones al tomar en brazos al Niño Jesús de Medjugorje



El Diario de Sor Emmanuel
Marzo 1º de 2000.
¡Queridos hijos de Medjugorje, alabados sea Jesús!

* Como estuve de misiones el mes pasado, no puedo esperar a compartir con ustedes una gracia increíble, la cual descubrí que está siendo derramada en conexión con el Niño Jesús recién nacido. El primer día de este Gran Jubileo -al comenzar el nuevo milenio- la Gospa nos dio a cada uno al Niño Jesús, a fin de que le diéramos el primer lugar en nuestra vida como nuestro líder. Por eso, decidí a lo largo de este año enfocarme en el Niño Jesús cada vez que dé una charla. Ha sido sorprendente ver los milagros de curación y liberación que el Niño Jesús está realizando donde quiera que es acogido y abrazado. ¡El Niñito Jesús es como la dinamita! 

He aquí un testimonio (entre muchos) de una mujer de 49 años de Denver:

"Cuando Sor Emmanuel estuvo aquí el sábado pasado en nuestra parroquia, nos habló de Cristo y de una forma como podríamos recibirlo como bebé. Parece algo diferente, porque yo siempre había pensado en Cristo la mayoría de las veces como un adulto. También pensaba en El de la forma a la que estoy más acostumbrada: en la Cruz - como Cristo Crucificado. Sor Emmanuel hizo que la gente en la iglesia cerrara sus ojos y pretendiera abrazar al Niño Jesús contra su corazón. Yo me percaté que muchas personas se conmovieron profundamente ante esta experiencia.

"Pero debo contarles lo que a mí me sucedió cuando ella nos dijo que cerráramos los ojos y abrazáramos al Niño Jesús. Cuando abracé al Niño Jesús, El se volvió totalmente real. Ya no estaba en la Cruz sino en mis brazos. Me relacioné con El de hecho como lo hace una madre con su hijo. También comencé a sentir otra cosa cuando abracé al Niño Jesús. Sentí a mi propio hijo, Peter, como un bebé - mi hijo al que sólo tuve en mis brazos en dos o tres ocasiones cuando era pequeño. Quedé embarazada cuando tenía 16 años y renuncié a él para darlo en adopción. Años después me casé, pero nunca pude tener hijos. Sor Emmanuel había hablado de lo que seguramente significaría para un bebé nunca ser abrazado ni estrechado. En ese momento, mientras abrazaba a Jesús como bebé también me conecté con mi hijo como bebé, ese niño a quien tanto necesitaba abrazar y estrechar. Comencé a sentir el vacío por esa pérdida. Al sentir el dolor, comencé a llorar. Fue para mí una gran liberación. Sentí que había experimentado una profunda sanación.

"Debo decirles también que mi hijo y yo nos reunimos cuando él tenía 19 años. Ahora tiene 33. El padece un desorden a causa de los sentimientos de abandono. Mientras estrechaba al Niño Jesús en mi mente, tuve la sensación no sólo de abrazar a Jesús, sino también a mi bebé. Sentí que la sanación espiritual se realizaba no sólo en mí, sino también en mi hijo. Al término de nuestro retiro, hablé con mi hijo y le conté lo que me había sucedido al tener en brazos al Niño Jesús. El me escuchó en silencio. Me contó que unos días antes se había comprado una imagen de la Virgen María. También me dijo que me amaba. Esto, creo yo, es una sanación espiritual - ¡nunca antes me había dicho él estas palabras!

"Hasta hace algunos años, yo rezaba el Rosario tres veces al día. Pero luego lo dejé. Ahora me he comprometido de nuevo a rezarlo como antes; pero por la forma en que la Virgen me inspira ahora y me habla al corazón durante los misterios, es como si todo lo que Ella vivió en esos misterios fuera ahora mío - ¡Ella está continuando esa sanación! Ahora sé que Dios está actuando en nuestras vidas por medio de María. ¡Estoy tan agradecida! Encontramos una sanación increíble al tomar al Niño Jesús en nuestros brazos como niño. Le doy gracias a Dios por la sanación que he recibido y le doy gloria por ello."

Algo similar sucedió varios días después con un montón de jóvenes estudiantes en la Universidad de Notre Dame. Fue maravilloso ver a esos jóvenes profundamente recogidos en oración mientras abrazaban al Niño Jesús.... Varios tuvieron una lucha tremenda para aceptar a Jesús como bebé en primer lugar en sus vidas (y en sus brazos) a causa de sus heridas. (Sobra mencionar aquí cómo son tratados los bebés en estos días por nuestra sociedad - y las heridas las llevan no sólo los jóvenes, sino todos los miembros de la sociedad). Todos estos jóvenes dieron testimonio de las sanaciones profundas que ocurrieron durante esa oración y de que les fue concedida una gran paz. Un doctor en sicología, quien coordinaba el retiro, afirmó: "Me sorprendió la gracia que recibieron los estudiantes cuando abrazaron al Niño Jesús. ¡Hubo sanaciones profundas en todos ellos!"

Sería fantástico si todos tomáramos en serio esta invitación de la Virgen al inicio del milenio, de poner al Niño Jesús en primer lugar en nuestra vida. "Un niño los guiará", como escribió el profeta Isaías. La Virgen sabe bien por qué nos pidió esto ahora.
Querida Gospa, gracias por confiarnos a tu Tesoro más precioso. Por favor, ayúdanos a cuidarlo bien.
Sor Emmanuel