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*Testimonio de Mariana en Medjugorje



Mariana-Amonte-y-su-fmiliaSon muchas las cosas que han cambiado en mi vida desde que fui a Medjugorje… En mi segundo viaje, en la Semana Santa del año 2005, viaje embarazada de mi primer hijo Santiago, junto a mis hermanos y varios amigos. Mi esposo por razones de trabajo no había viajado. Por mi “estado”, no podía subir al Krizevak, ni hacer demasiados esfuerzos, por lo que fue una peregrinación muy distinta… Fue muy tranquila en cuanto a las “locuras” que solemos hacer los jóvenes enamorados de la Virgen en Medjugorje. Por esto, me dedique a rezar mucho en la Iglesia de Santiago Apóstol, en el Cristo Resucitado y en sus cercanías. Al segundo día de haber llegado a la Aldea, me encontraba rezando frente al Cristo Resucitado y tuve una sensación muy extraña. Abrí el Evangelio, leí lo que el Señor me quería decir y llevando a mis palabras el pasaje bíblico me decía: “da todo el dinero y veras que yo me encargaré…”. Esa idea estuvo rondando constantemente en mi mente y mi corazón.

Esa tarde fuimos al encuentro con el Padre Jozo. Cuando el Padre terminó su prédica, nos informaban que a la salida estarían  recaudando lo que los peregrinos pudiéramos donar para la obra que dirigía el Padre Jozo.  Sentí que era ahí donde debía dejarlo todo, y así lo hice… Saqué disimuladamente mi cinturón de viaje, saque todos los euros que tenía y no me quedé con NADA! ¿Estaba loca? Después de esto me subí al bus y tenía mucha paz. Me quedaban aún 10 días de viaje, en donde tendría que atravesar aeropuertos, almuerzos, etc., que si bien estaba en una excursión con todo pago, pero ¡vamos!… ¡es un viaje! Uno puede tener contratiempos, ¡querer tomarse un taxi! Pero, ¡ya no tenía nada! Éramos mi hijo en mi vientre y yo…

 En los 10 días de viaje ¡NUNCA ME FALTO NADA! Claro que tuve que sacrificarme, no podía ir con todos a comer una pizza, debía cenar en las hosterías donde teníamos la comida paga, caminar, en lugar de tomarme un taxi! Recuerdo el día que íbamos a la charla con Sor Emmanuel, diluviaba en Medjugorje, y todos me decían: ¡vamos al taxi! Subí a mi habitación a buscar el paraguas, ya que me iba a ir caminando, y cuando saco el paraguas de mi maleta y lo voy a abrir cae una moneda de 2 Euros.

Me subí a un taxi con 4 personas más y cuando llegamos a destino debíamos pagar ¡10 Euros! O sea 2 cada uno…. Todo fue así desde el día que entregue todo… Yo dispuse mi corazón a DIOS. Nadie se dio cuenta que yo no tenía dinero. Cuando  volvimos a casa y conté mi testimonio todos quedaron de boca abierta.

Dios me preparo, porque a los 3 meses que llegue a Uruguay decidimos que nos mudábamos al interior donde trabajaba mi esposo, dejándolo todo en Montevideo: trabajo, amigos, grupo de oración, ¡TODO! Pero hoy hace 7 años de esto, vivimos en Lascano, tenemos 3 niños, una familia hermosa y les aseguro que DIOS nos ha dado el ¡ciento por uno!
Que Dios los Bendiga,

Rosas para la Gospa