*“Camino” me enseñó el camino

Testimonio desde Corea, marzo 2014

No recuerdo si fue hace siete u ocho años cuando leí por primera vez el libro “Camino” ya que me lo mandaron desde “Catholic Digest”, una revista mensual católica editada por las mismas personas que publicaron “Camino” en coreano. El contenido del libro me cautivó en seguida.

A pesar de que en el prólogo el autor aconseja leer punto por punto para así meditarlos, yo empecé a leer y no podía parar. Cada una de las palabras me estaba mostrando el camino que ahora estoy recorriendo y precisamente por eso, me hizo darme cuenta de cuál era el camino a seguir. De vez en cuando, había pasajes que me hacían pensar: “esto es demasiado...” “¡Cómo puede alguien hacer esto!” Pero mostraba el camino sin vacilaciones y sin excusas. No podía quedarme yo sola con tan buenos consejos. Así que pedí cien copias del libro dos o tres veces y los regalé, pero seguía siendo insuficiente.

El inverno pasado, regalé una copia del libro a un hombre jubilado que había frecuentado una iglesia cristiana un tiempo atrás, aconsejándole leer no más de un punto por día. En la siguiente ocasión que nos encontramos, le pregunté si se lo había leído entero de corrido (pensando que le habría pasado lo que me sucedió a mí). Me respondió que había leído más de un punto por día porque esas palabras le conmovieron mucho y le hacían reflexionar durante mucho tiempo. También añadió que quería devolverme de alguna manera lo que había hecho por él, aunque sabía que no podría igualarlo. Así que compró diez copias de “Camino” y me las mandó para que yo seguiera regalando este libro.

Estoy feliz de haber conocido a San Josemaría que nos enseña de manera segura el “camino” para llegar a Dios, con novedad y claridad.


SooGyoung Heo, Teresa
Seúl, Corea.