*Jesús: desaconseja a los jóvenes a entrar en los "seminarios"

Jesús al sacerdote Ottavio Michelini, Italia 1978:

Nadie tiene el derecho de interpretar la Palabra de Dios, es decir, la Revelación, sino aquella que ha sido encargada por Dios para ésta, esto es, su Iglesia, y en la Iglesia sólo a Aquel al que han sido dadas las llaves del Reino de los cielos, esto es, a Pedro, mi Vicario, y a los sucesores de los Apóstoles que viven en comunión con Pedro.

Han sido arbitrarias, lo son y lo serán siempre las interpretaciones personales de tantos teólogos soberbios y presuntuosos que no los ha inducido la gloria de Dios y el bien de las almas a erigirse como maestros del pueblo de Dios, mientras el Maestro es uno solo: Yo, Verbo eterno de Dios, visiblemente representado en la tierra por el Romano Pontífice; y sean quienes sean, teólogos, Pastores o Sacerdotes, que no quieren o no aceptan el Magisterio de la Iglesia son herejes, anatemas, porque ellos mismos se ponen fuera de la Iglesia. No tienen importancia el prestigio, la dignidad ni el cargo que ellos desempeñan, “Quien no está Conmigo está contra Mí” y “quien está contra Mí no tiene parte Conmigo”, con mi Reino, sino que tiene parte con el reino de Satanás.

Hijo, cuántos hay ahora en lo alto y en lo bajo, aun cubiertos de púrpura, fuera de Mi Iglesia, que caminan solemnes y, te repito una vez más, cubiertos con una untuosa y aterciopelada hipócrita humildad. Caminan por el borde del precipicio también muchos Obispos que aun protestando su fidelidad a la Iglesia, pasivamente, haciéndose así cómplices de Satanás maestro y príncipe de la mentira, han permitido al mismo Satanás entrar en todas partes, sobre todo en los Seminarios, Universidades Eclesiásticas, Congregaciones Religiosas, para demoler y arrastrar al error y a la herejía a tantas almas que en el plan divino de mi Providencia habían sido elegidas como gérmenes preciosos y fecundos de futura mies, mientras que se han convertido en instrumentos de perdición; por esto, hijo mío, te dije que desaconsejaras a los jóvenes entrar en los Seminarios, para no encaminarlos a las fauces de lobos rapaces.

Ay de quien atenta contra la palabra de Dios desfigurándola y falseándola
¿Cómo podré ser misericordioso con aquellos Pastores responsables de tanto estrago, de tantas ruinas? ¿No saben que el Pastor da la vida por sus ovejas, mientras que ellos no han movido un dedo para impedir tanto mal? Hijo, ¿pero, qué piensan? ¿Cuándo volverán acaso a entrar en sí mismos para llorar y deplorar tan insensata y necia pastoral?
Hijo, este no es un asunto que se pueda agotar en un solo mensaje, ¡tengo bastante más que decirte!

En mi Iglesia renovada y regenerada los sucesores de mis Apóstoles deberán ser severamente intransigentes y vigilantes a fin de que el patrimonio precioso e inestimable de mi Revelación no vaya a ser tan terriblemente lacerado por el orgullo humano, a fin de que el depósito de mi Revelación sea custodiado como un “huerto cerrado”, ¡al que a ninguna serpiente envenenada le sea concedido entrar!

Mi Palabra debe ser acogida pura y simple como pura y simple Yo la he manifestado siempre en mis Profetas; ay de los que atentan contra Ella, desfigurándola y falseándola, ¡mejor les sería a estos desgraciados arrojarse’ con una piedra atada al cuello a lo profundo de los mares!
Hijo mío, te bendigo; repara y reza.