*Jesús: Me complazco en todos los gestos tuyos

El y Yo
Diario de Gabrielle Bossis

Si realmente pensaras que Me das gusto, vendrías a Mí con más alegría y más a menudo. ¿No comprendes que no hay que esperar la felicidad de las cosas de la Tierra, sino solamente de la relación con Dios? No es orgullo, en manera alguna, creer que Yo miro incesantemente con Amor cómo vives y que, mirándote vivir, Me complazco en
todos los gestos tuyos con que tratas de agradarme. Ve, simplemente, la profundidad de Mi Cariño. "No debéis ser como esos niños que se
alejan de su padre por miedo a que éste los corrija.
Sed más bien como aquéllos que mucha alegría tienen de echarse en sus brazos. "Y ahora, que estás escribiendo Mis Palabras, escúchalas
apoyándote en Mi Corazón, como Juan. Ayer viste que así actuaban esos dos esposos llenos de amor y por ello se encontraron reanimados. 
 
"El amor crece con el amor. No escatimes su ejercicio, ese que busca los impulsos directos. Sea que ores, sea que des gracias, o que pidas el advenimiento de Mi Reino y de Mi Gloria. Eso no escontrario a la humildad, puesto que todo viene de Mí. ¿No has observado que Mi contemplación
te calma, como si entraras en Mi Paz? "Dame gracias por haber inventado esa bella historia que es la Creación del Mundo, y vuestra segunda vida, la del Cielo conmigo. Y, ¡hay tantas maneras de agradecer! Que tu entusiasmo de amor venga al encuentro de Mi Entusiasmo de Ternura. Será la recapitulación de la Primera Sinfonía, la que se ejecutó entre Dios y Adán." 
 
1778. 8 de junio. De camino. "Hasta ahora tu unión conmigo ha sido 'como si fuera verdad'. Ahora debes dar un paso más adelante: una unión en la Verdad
actual. No será ya algo del dominio de la imaginación, sino la seguridad de la Fe." Luego, en el tren: "Yo penetro y leo en lo más hondo de cada alma y nada puede escapárseme. Tomo lo que vosotros Me daís y lo conservo. Vosotros lo
volveréis a encontrar más tarde en Mi Corazón, embellecido por Mis propios Méritos. Y cuando ruegues por los pecadores, haz como si Me tendieras
la mano derecha para ayudarme." 
 
Más tarde, en el Metro de París, me dijo: "Ciertamente Me da mayor gusto el que estés conmigoen medio de una multitud, que no en la soledad de tu aposento. Las multitudes de París Me dejan solo, como cuando estaba muerto.”