"Mi marido y yo habíamos sido invitados a
ir a Medjugorje junto con otros nueve miembros de nuestra familia, todos
católicos tibios como yo.
Mi marido que era bautista, quiso venir con
nosotros para probarnos que la Virgen no estaba realmente en Medjugorje. ¡Así
perderíamos nuestra fe y nos volveríamos bautistas!
Bueno, todo lo que puedo decirle es que
nuestra vida cambió radicalmente, para nuestra gran sorpresa. Mi marido
deambulaba por Medjugorje diciendo que no comprendía lo que experimentaba
dentro suyo: enojo, tristeza y alegría, no sabiendo bien con cual sentimiento
quedarse...
Luego, el tercer día, me dijo: ¡'Quiero aprender a rezar el
Rosario' ! Y yo, por mi parte, estaba viviendo experiencias profundas en el
fondo de mi ser. Subimos al monte de la Cruz y le ofrecimos nuestra vida a
nuestra Madre y a su Hijo. Les pedimos poder hacer lo que ellos quisieran.
Juntos, les dijimos que amábamos los niños y que haríamos cualquier cosa por
ellos.
En breve, tres años después de nuestro
regreso, Dios nos permitió adoptar cinco hermosos niños que vinieron a
completar nuestra familia (ya teníamos dos niños). Tenemos ahora la alegría de
ser nueve en la familia y mi marido sea ha convertido en un católico fervoroso.
La Virgen nos condujo paso a paso a cada uno de nosotros. Luego de nuestra
vuelta de Medjugorje, hemos levantado una capilla para la adoración en nuestra
parroquia, que ha sido una fuente de bendiciones para toda la comunidad
parroquial durante estos tres años.
¡Te agradecemos, Madre, por habernos salvado!
¡Y te agradecemos, oh muy precioso Jesús por tu divina misericordia! Te amamos,
nos ofrecemos a ti y te ofrecemos asimismo nuestros siete hijos para
siempre!"
Sandy