*A segundos de ser abortada, "alguien" salvó a Remedios

El intento reiterado de asesinar a su hija... fue evitado por intervención extraordinaria y en ello, también el matrimonio y la familia fueron salvados
Portaluz


A pesar de discursos ideológicos, arengas, leyes o ataques furibundos, la verdad del matrimonio para el mundo cristiano contiene en sí todo lo bello de la humanidad. Lo enseñó Jesús, atendiendo la voluntad de su Padre, Dios, y Papa Pablo VI, en la EncíclicaHumanae Vitae expresa la importancia de responder a esta divina unión como una vocación que -iniciada en el bautismo- se fortalece ulteriormente en el sacramento. “Por lo mismo, los cónyuges son corroborados y como consagrados para cumplir fielmente los propios deberes, para realizar su vocación hasta la perfección y para dar un testimonio, propio de ellos, delante del mundo”.

La historia de Remedios Losada narrada al diario ABC de España, plasma claramente esas verdades. Lo que vivió es una lección no sólo de vida, sino también del sentido trascendente del matrimonio y la familia.
 
La muerte está vencida
Los padres de Remedios, españoles que buscaban un mejor futuro, a finales de los 60 emigraron con sus cuatro hijos a vivir en Argentina. Pero fue una experiencia cuesta arriba, sólo la esposa consiguió trabajo y la crisis asomaba en el horizonte…
 
“Mi madre tenía por aquel entonces 22 años y a él (padre) le gustaba mucho salir de fiesta con los amigos. A los 25 años era alcohólico. Las cosas se pusieron muy feas y ella tuvo que trabajar mucho para sacar a sus hijos adelante. Las discusiones en la pareja cada vez eran más frecuentes y fuertes. El tiempo fue pasando y nada cambiaba. Sin embargo, un día, en un intento de reconciliación, ella se quedó embarazada de mí. Al conocer la noticia, mi madre se llevó un gran disgusto y puesto que la relación con mi padre no mejoraba, ella cayó en una gran depresión”.
 
Atribulada por su situación y la crisis familiar, la madre de Remedios fue alentada por una cuñada para que abortase. Llegaron al centro médico por la tarde y le correspondió ser la última paciente del día. Ella quería acabar cuanto antes y salir de allí, porque su formación cristiana le gritaba en la conciencia.
 
“La desnudaron y pusieron un gorro de plástico en la cabeza -narra Remedios-; luego la tumbaron en la camilla. Cuando llegó la doctora se dispuso a intervenirla, dejó el instrumental sobre la mesa, pero algo ocurrió… su rostro se puso lívido e increíblemente le dijo: «Váyase usted de esta clínica porque lo que usted tiene dentro, yo no lo puedo tocar. Hay algo que me lo está impidiendo… ¡es como si Dios lo estuviese impidiendo! ¡Por favor, váyase de aquí y tenga a ese niño o esa niña! ¡No puedo darle otra alternativa!»”.
 
Resistiendo la voluntad de Dios
La madre de Remedios salió de allí en estado de shock. Con el dinero en el bolsillo y aún embarazada. Pero a pesar de la significativa señal, no cesó su empeño por asesinar a su hija. Ella misma narraría años después a Remedio que se daba de puñetazos en el vientre, llena de ira y frustración. Remedios confidencia que incluso “se tomó pastillas abortivas que eran conocidas en Argentina, donde se las vendían a mujeres que querían abortar. Tiempo después se descubrió que esas píldoras no eran abortivas, sino que creaban malformaciones en los miembros superiores e inferiores del cuerpo de los bebés”.
 
A pesar del rechazo de la madre, llegó el día del parto. El padre, borracho, llevó a la esposa en su automóvil hasta el hospital. Y hubo un nuevo incidente, pues casi pierden la vida en un accidente al chocar contra otro coche. Llegaron a la clínica y Remedios pudo finalmente nacer. “Pesaba 4 kilos, una niña sana, pero con una malformación en mi brazo izquierdo, llamada agenesia (que es la anomalía de todo o parte de un órgano al desarrollarse durante el crecimiento embrionario)”.
 
Conversión y resurrección del matrimonio y la familia
La hija no querida sería finalmente el puente hacia la transformación del matrimonio y la familia. El alma de mi padre y madre, dice Remedios, también fue por gracia de Dios salvada. “Mi madre no pensaba que lo que supuso era una desgracia -tener un quinto hijo con una persona con quien tenía muchísimos problemas y que no respondía como padre-, se convertiría a partir de mi nacimiento, en su salvación…  incluso luego tuvieron dos hijos más”.
 
Hoy Remedios es madre de 2 hijos, está casada y ejerce como educadora social. Su testimonio ha servido para iluminar la labor en defensa de la vida en España, por medio de una plataforma social llamada Aesvida.org y plena de esperanza concluye:
 
“¡He nacido por la gracia de Dios y la misericordia de Dios. No me considero una persona «especial», no he inventado una vacuna contra el Sida, pero Dios quiso que yo naciera porque Él es el Creador de la vida y porque también tenía un propósito… mejorar la relación de mis padres”.