*Al entrar en una iglesia, sentí que el Señor me buscaba

Bach y su música hablan de Cristo. Le ocurrió a su mejor intérprete, que era musulmán
En cada partitura del músico alemán se escondía un vivo recuerdo de su padre, muerto durante la guerra Irán-Irak. Pero alguien más habló a ´Ramin´ desde las creaciones de Bach.
Avvenire 2014



En muchos la música moviliza emociones identificando el ser al punto de generar pasión, pero también promueve la experiencia espiritual o expresa la misma en la riqueza cromática de cada composición. Todo ello y más vivió el pianista iraní Ramin Bahrami cuando a impulsos de su cerebro sus dedos sobre el teclado desgranaban las composiciones del músico alemán Johann Sebastian Bach. 
 
Las creaciones del compositor nacido en 1685 en Eisenach son reconocidas por re-crear  los Evangelios para regar con ella el espíritu de quienes las escucharan. Oratorios de Navidad, de Pascua y de la Ascensión, cinco Pasiones (se conservan sólo dos), entre muchas otras creaciones.
 
Pero Ramín Bahrami, educado en el Islam, desconocía la profundidad que aquella música contenía… hasta que vivió el dolor de la pérdida.
 
La música como un legado de su padre
Sobreviviente de un país asolado por la guerra, Ramin había nacido durante el conflicto con Irak y dice que el recuerdo más vivo de su infancia eran los misiles que veía pasar todos los días sobre su casa, en medio de las alarmas que anunciaban un bombardeo. 
Tenía siete años, recuerda, cuando vio cómo Párviz, su padre, fue llevado por los guardias de la revolución del Ayatolah Ruhollah Jomeini. Lo acusaron de haber tenido nexos con Occidente. Encarcelado por más de cinco años, antes de morir dejó entre decenas de mensajes escritos, uno que fue un testamento espiritual para su hijo Ramin…: «Bach nunca te dejará solo, escúchalo, de esta manera estaré cerca» El mismo confidencia que desde el instante en que leyó aquellas líneas, "Bach llenó todos los vacíos que en mi alma dejó la ausencia de mi padre."
 
Aferrado al suave toque de las teclas del piano, perfeccionó su arte más tarde en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán. Su debut en el Teatro Bellini de Catania fue tan impresionante, que el Ayuntamiento le concedería ese mismo día la medalla de Ciudadano de Honor de Catania. Pero los fantasmas de la guerra no le abandonaron durante su estadía en Europa y recuerda que la tentación de abandonar todo era permanente. “Pero un día al entrar en una iglesia de Venecia, sentí que el Señor me buscaba”. 
 
Cristo se manifiesta
En entrevista publicada por la revista italiana Avvenire , confiesa que debido a su origen las “razones de estado” le exigían ser un musulmán, pero “mi padre era de origen alemán e incluso celebrábamos la fiesta de Navidad en Teherán. Siempre he sentido a Cristo presente en mi vida. Una presencia que advertí aún más fuerte ese día en la iglesia de Venecia. Desde entonces seguí esa voz y comprendí que no podía obviar mi respuesta a esta llamada”. Interpretar la música de Bach era, dice, el medio para expresar este íntimo sentir espiritual.
 
A partir de esta sensible presencia de Cristo experimentada en Venecia, se esforzó hasta interpretar con maestría al compositor alemán. Su premio llegó cuando fue invitado a participar en el concierto “Música y Luz” dedicado al Papa Benedicto XVI durante el año 2012. Era el único artista clásico presente en el acto. “¿Cómo explicar una perfección tan alta si no como regalo de una experiencia más grande, como si cada nota fuese dictada por Dios?”, se pregunta y responde Ramin Bahrami.
 
Música que es la voz de Dios
“Para mí, la música de Bach es la voz de Dios, la voz de algo sobrenatural. Es el compositor más perfecto, más profundo. En él siempre he encontrado una fuente de energía indestructible que se renueva escucha tras escucha. Cada nota de Bach está inspirada por Dios y por esto es profundamente humana: en sus páginas he encontrado todas las voces, todas las culturas del mundo, y su música trasciende toda época sonando aún como modernísima”.
 
Para Bahrami, Bach es de lo más actual: en las “Invenciones”, que el pianista ejecuta en su nuevo disco, décima etapa de un recorrido dedicado por entero al compositor, Bach nos pone en guardia, señala, contra algunos males de la sociedad actual. “En estas páginas sientes que cada voz es necesaria para la otra y que cada voz respeta a la otra. Un mensaje para el mundo de hoy, donde política y homologación mandan con sus antivalores. Bach no condena las diferencias, sino que las armoniza y las hace convivir”.

Al finalizar Bahrami, quien hoy es considerado el mejor intérprete mundial de Bach, confidencia que a los 37 años su búsqueda de una unión entre música y fe no se detiene aquí: “Tengo pensado también un proyecto sobre Mozart, otro autor tocado por el dedo de Dios”.