Jesús habla sobre las personas piadosas


8 de noviembre de 1964 A Isabel Kindelmann, México

Durante varios días el Señor Jesús me instruyó sobre la piedad y pidió o más bien se lamentó:

JC.-"Escúchame y no te sorprendas porque estoy quejándome durante varios días hasta de las almas piadosas. Lastimosamente tengo serio motivo para ello.

Lo hago para que me ofrezcas reparación por ellas también, porque los piadosos que no hacen sacrificios lastiman más todavía mi Corazón. Oh, qué triste estoy si miro la multitud de los piadosos que viven una vida piadosa pero eso no asegura para ellos muchos méritos
para ganar la salvación eterna. 

Oh, ¡cuántas hay entre ellas que no vienen más cerca de Mí! Como si tuvieran miedo. Hasta el dolor de sus pecados no brota del amor.
Escribe no más mis palabras o mejor mi petición a aquellos que pertenecen a los indiferentes. Que sin sacrificio no hay progreso. Es un error que Yo me contento con una piedad estéril porque es como un árbol que no produce fruto. Y digo algo más todavía, mi
Isabelita: los piadosos de esta clase ni siquiera piensan qué opaca y gris es su alma. 

La luz de la gracia sólo penetra e ilumina el alma qué está incandescente de amor, en la medida en que exponen su alma al efecto transformante de mi gracia. No te sorprenda que te hable en un tono tan severo. Esta severidad también brota de mi amor. 

Quisiera que tomaran a pecho mis palabras y se postraran ante Mí con adoración reparadora y con el alma arrepentida. Porque es costumbre también de las
almas piadosas pensar que, después de haber dedicado un buen rato a sus devociones, ya le han dado a Dios lo que es de Dios.