Más milagros en Polonia



  • En 1517, murió un niño polaco llamado Samual, hijo de Estanislao y Ana Wadzic, del pueblo de Husiatyn, en el condado de Kamienicki. El cuerpo del niño había quedado retorcido por los atormentadores dolores que había padecido. Murió un sábado, día dedicado de María, y entonces la madre cayó de rodillas llena de lágrimas, ofreciendo el cadáver a la Virgen María, haciéndole una solemne promesa de realizar una peregrinación a Jasna Gora.

    Tras la noche de velatorio, Estanislao fue a la iglesia el domingo a la mañana, para hacer los arreglos correspondientes para el funeral, mientras Ana seguía orando.


    Cuando el padre regresó a su casa, vio que la palidez del cuerpo del niño fallecido ya no estaba, el rigor mortis tampoco, dejando así el cuerpo laxo. El niño abrió entonces los ojos sonriendo y sacó los brazos del cajón; y así, Estanislao contempló a su hijo sano en los brazos de su madre.


    Al día siguiente, en acción de gracias, la familia feliz hizo la peregrinación a Jasna Gora, llevando dos cirios del tamaño del hijo resucitado, para encender ante la imagen milagrosa de la Señora de Czestochowa.

  • En el año de 1564, un grupo de jovencitos en la tranquila villa de Zborrow en el condado de Kalis realizaron una imitación teatral de un juicio. El supuesto villano, Valentín Zeroniski, hijo del abogado del pueblo, debía ser justamente condenado y, con la ayuda de sus amigos, colgado de un árbol. Ante esta acción, todos lo consideraron un buen actor, porque agitaba sus piernas como si realmente estuviera colgado. Pero esta satisfacción se volvió terror cuando vieron palidecer su rostro y luego tornarse morado. Atemorizados, tardaron en soltarlo, mas sus esfuerzos fueron insuficientes. Huyeron del lugar donde se estuvo desarrollando la escena teatral y, abrumados por el miedo al castigo, no contaron esto a nadie. El cuerpo se mecía levemente, colgando de la rama del árbol.

    Cuando a las seis de la tarde sonó la campana del Ángelus y oscureció, y Valentino seguía sin regresar a casa, sus padres salieron a llamarlo y buscarlo. Tarde a la noche, con luces de antorchas, encontraron al hijo muerto colgado. Cuando bajaron el cuerpo, trataron de reanimarlo inútilmente. Entonces los padres cayeron de rodillas rogando misericordia para su hijo a la Virgen de Jasna Gora. Esa madre compasiva, que había bajado a su Hijo muerto y lo había tenido sobre sus propias rodillas, respondió a este ruego. Valentino abrió grandes los ojos, miró a su alrededor, y se levantó en perfecto estado. Un fresco en el cielorraso de la capilla de Jasna Gora evoca este milagro.