Quien lea esto participará de la efusión de Mis gracias

A Isabel Kindermann, nacida en Budapest en 1913
“… En un momento salí al jardín y al instante oí unos pasos ligeros sobre la nieve cubierta de hielo. Miré alrededor -será algún animalito hambriento que está buscando alimento- y di unos pasos. Entonces, la presencia del Señor inundó mi alma. …El temblar de mi cuerpo era tal como nunca hasta ahora. No vi, ni sé cómo, sin embargo, percibí el roce de su vestido que como una brisa extraordinaria de gracias llenó mi alma con la sensación de la presencia de Dios.
… Después el Señor Jesús se puso amablemente a conversar: 

“Sabes, me encontraba tan solo y como tú no venías, Yo he venido a ti. Es una alegría para Mí estar contigo. Te agradezco ahora las muchas veces que piensas en Mí. ¡Oh, sí supieras cómo me agradas cuando meditas con tanta devoción sobre mi Preciosa Sangre y cuando me reparas y me adoras a Mí…. ¡Y la soledad! ¡Oh, esa soledad y frialdad que me rodea continuamente! Por eso ahora me quedo junto a ti. No perturbo tu descanso, solamente estoy aquí contigo silenciosamente. ¡Qué nuestro corazón lata al unísono! Tú, continúa haciendo aquello en que te ocupabas hasta ahora. Yo me quedaré todavía mucho tiempo contigo porque, ¿qué haría yo solo? No viene nadie a adorarme, ni para repararme, ni para pedir, ni para dar las gracias. Sé que tú no fallas nunca sin motivo. …Estréchame a tu corazón ya que Yo siento con sentimientos humanos también. El santo estremecimiento que has sentido antes, te lo he querido dar como premio, en señal de mi gratitud hacia ti”. 

“QUIEN QUIERA QUE LEA ESTO, ÉL TAMBIEN VA A PARTICIPAR DE LA EFUSIÓN DE MIS GRACIAS” (19 de enero de 1964. Domingo)
“Escribe lo que digo: el efluvio divino con que te he honrado el día de ayer, cualquier persona y en CUALQUIER LUGAR QUE LO LEA, ELLA TAMBIÉN, SIN EXCEPTUAR A NADIE, VA A PARTICIPAR DE LA EFUSIÓN DE MIS GRACIAS que, por tus méritos unidos a mis Méritos, derramaré sobre las almas como anticipo por las gotas de aceite exprimidas por tus sufrimientos”. (20 de enero de 1964)
“LO QUE DIGO AHORA ES PARA TI Y PARA TODAS LAS MADRES QUE OBRAN SEGÚN MI CORAZÓN: EL TRABAJO DE USTEDES NO ES DE MENOR VALOR QUE EL TRABAJO DE LAS PERSONAS ELEVADAS A LA MÁS ALTA DIGNIDAD SACERDOTAL. Entiendan ustedes, madres de familia, la sublime vocación a poblar Mi Reino y llenar los puestos de los ángeles caídos. De su corazón, de su regazo parte cada paso de mi Santa Madre lglesia. Mi Reino va creciendo en la medida en que ustedes, madres, se ocupan de las almas creadas. USTEDES TIENEN EL TRABAJO MÁS GRANDE Y QUE RECLAMA MAYOR RESPONSABILIDAD. SEAN PLENAMENTE CONSCIENTES DE QUE HE PUESTO EN LAS MANOS DE USTEDES EL TRABAJO DE CONDUCIR MULTITUD DE ALMAS A LA SALVACIÓN”… (29 de febrero de 1964)