Si rezáis el Rosario llegaréis al cielo


Agosto 31/07 La Santísima Virgen María / a Agustín del Divino Corazón/: 

Gracias por acudir a mi llamado, llamado en cual os hablo a cada uno de vosotros, mis pequeños, a vuestro corazón para acunaros en mi regazo de madre. 
Hoy os invito nuevamente a una conversión permanente de corazón, pidiendo la gracia del cielo para el ayuno; ayuno que os aliviana de vuestras pasiones, ayuno que os ayuda a purificar vuestro corazón y a recobrar la luz perdida, ayuno que os acerca más a Mí, porque ayunando mortificáis vuestras concupiscencias carnales, ayunando podréis dominar 
vuestro cuerpo, podréis dominar vuestra voluntad. 

Así mismo mortificad vuestros sentidos, mortificad vuestra mirada, mortificad vuestra lengua. 

Orad desde vuestro corazón el Santo Rosario, meditando en cada palabra y en cada misterio, porque si rezáis el Rosario llegaréis al cielo. Propagadlo incesantemente, aunque muchos digan que es rutinario, porque no advierten que son engaños de Satanás, ya que es sabedor que a través de esta cadena prodigiosa será atado y lanzado al fuego eterno. 

El Santo Rosario son rosas celestiales dadas a los cristianos para que aspiréis suaves perfumes. 
Cuando oráis los Misterios Gozosos me ofrecéis ramilletes de rosas blancas como homenaje a mi pureza. 
En la contemplación de los Misterios Dolorosos me dais ramilletes de rosas rojas, en honor al dolor que sintió mi corazón por el derramamiento de la preciosa Sangre de mi Hijo. 

En la meditación de los Misterios Gloriosos me entregáis ramilletes de rosas doradas, que os la devuelvo convertidas en riquezas espirituales, por el haberos detenido a pensar en las grandezas de las obras de vuestro Señor ascendiendo a los cielos y coronándome como Reina universal de todo lo creado. 

Al orar los Misterios de Luz recibiré de vuestras manos ramilletes de rosas color vino tinto, en conmemoración al milagro de las bodas de Caná e institución de la Sagrada Eucaristía. 

Con el rezo del Santo Rosario recibiréis numerosas Gracias, nunca os apartéis de él. Oradlo en todo lugar donde os encontréis, porque siendo ésta la oración de los humildes, las compuertas del cielo se os abren. 

Vuestros Ángeles de la guarda os protegen y los Santos, que gozan de la visión beatífica de Dios, que se distinguieron en propagar su devoción, os guían y os acompañan. 

Permitidme, hijos míos, robadme vuestros corazones y cubrirlos de besos y estrecharlos en mi Inmaculado Corazón, dándoos blancura y lozanía. Hablad de Mí sin temor alguno, defendiendo mis dogmas Marianos, que yo como intercesora celestial abogaré por vosotros. 

Mirad cómo de mis ojos, mano torrentes de luz, en mi corazón hay palpitaciones de mi amor, en mis brazos hay arrullos para vosotros. 

Pequeños míos de mi corazón: orad diariamente 3 Aves Marías, revelación dada a Santa Matilde, porque a través de esta devoción recibiréis un sinnúmero de 
bendiciones. 
Consagraos a mi Inmaculado Corazón que os daré cobijo de Madre, ternura de doncella y protección de Reina. 

Estoy presente en la Eucaristía rindiendo adoración a mi Hijo Jesús, adoración que hacía cuando fue depositado en mi vientre Virginal, le tributaba los honores de sierva para su Señor. 
Llegad al Santísimo con actitud de recogimiento, dándole la alabanza que Él merece. 
Doblad vuestras rodillas y desde el silencio adoradle, contempladle que Él os bendecirá. 
Extasiaos frente al milagro más grande que vuestros ojos pueden ver y agradecedle todo el bien que ha hecho por vosotros. 

Repetid con frecuencia: 
Dulce corazón de Jesús sed mi amor, dulce corazón de María sed mi salvación.