«No es misericordioso contar mentiras a la gente»



30/10/14 

(America Magazine/InfoCatólica) Por su interés, reproducimos parte de la entrevista de America Magazine al cardenal Francis George.

El asunto de los católicos divorciados y vueltos a casar sin anulación matrimonial parece que se va a tratar en el próximo Sínodo extraordinario de obispos. ¿ Tiene sugerencias sobre cómo hacer frente al asunto de los católicos que se han vuelto a casar sin recibir la nulidad del primer matrimonio y sugerencias a cerca de cambios en el proceso de nulidad?

Pienso que tenemos que escuchar con cuidado lo que se diga a cerca de las discusiones del Sínodo. El proceso de juzgar la sacramentalidad de un matrimonio debe volverse a pensar con cuidado; pero tiene que permanecer fuera del ámbito de la conciencia. Nadie es juez de su propia causa, como dice el proverbio. El autoengaño es un peligro que tiene que ser abordado en el ámbito judicial o su equivalente. He escuchado muchas buenas sugerencias a cerca de cómo mejorar el actual sistema de nulidades. Espero que sean escuchadas. La práctica pastoral, por supuesto, también debe reflejar convicción doctrinal. 

No es «misericordioso» contar mentiras a la gente, como si la Iglesia tuviera autoridad para dar a alguien permiso de ignorar la ley de Dios. Si los que participaron en un matrimonio sacramental siguen vivos, entonces lo que Cristo hizo al unirlos no se puede deshacer, a menos que un obispo piense que él es el Señor del universo. La dificultad de dar la comunión a los participantes de un matrimonio no sacramental no viene de haber pecado al entrar en una unión no sacramental. Como cualquier pecado, puede ser perdonado. La dificultad viene de las consecuencias de vivir en esa unión. Es estúpido creer que una excepción públicamente permitida aunque limitada a la disciplina del sacramento, se mantendrá restringida mucho tiempo. Cuando se habla de actuar pastoralmente, un obispo tiene que preguntarse lo que es bueno para toda la Iglesia, no solamente lo que podría ser de ayuda a una pareja individual. Cómo todo el discurso pastoral a cerca del matrimonio cambiará con un cambio de disciplina es una cuestión que debe ser respondida antes de tomar cualquier otra decisión.